OBITUARIO
Dr. Georges Morel
(1921-2019)
http://dx.doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2019.84.4.1017
El doctor Georges Morel nos dejó a los  98 años, silenciosa y suavemente, 
  a la imagen de su vida profesional  comprometida en cuerpo y alma con los 
  niños. Las cualidades que mejor lo  definían eran la calma, la serenidad, la 
  dedicación y la entrega. Todos los que  lo conocieron resaltaron siempre su 
  hombría de bien y su sabiduría. Al  decir de uno de sus antiguos Residentes argentinos, “era un hombre admirable 
  y de un gran humanismo: no solamente  poseía la ‘belleza del gesto quirúrgico’, sino también el ‘hermoso gesto 
  humano’”.
  Georges Morel nació el 17 de febrero  de 1921, en Lille, Francia; hermano mayor de 6, su niñez y adolescencia 
  estuvieron marcadas por las  dificultades económicas de su padre (que había sido soldado en la “Gran Guerra” 
  [1914-1918]) y por la afirmación  precoz de su vocación: ya a los 7 años había decidido ser médico. A pesar de  las 
  dificultades, tuvo una niñez que se  desarrolló en una familia feliz donde existía una gran unidad y armonía entre  los 
  hermanos, relación que se mantuvo  hasta el final de sus días con las dos hermanas que aún le sobreviven.
  Finalizado el Liceo, y aprobado el  Certificado de estudios Físicos, Químicos y Biológicos (prerrequisito para 
  entrar en la Facultad de Medicina),  continuando con su objetivo, comenzó sus estudios de Medicina en la Universidad 
  Católica de Lille. Si bien le tocaron  los años negros de la II Guerra Mundial, tuvo la suerte de trabajar como 
  disector de Anatomía y de poder vivir  como interno en diferentes hospitales, cercano a los enfermos –“al pie del 
  enfermo” como le gustaba decir–. En  sus años de ayudante de cátedra y disector, adquirió un gran conocimiento 
  de la anatomía que sabría aprovechar  años más tarde para mejor abordar una cadera luxada o un pie bot. No pudo 
  concretar su formación en Cirugía a  causa de la guerra, pero fue durante esas estadías como interno que residió,  por 
  primera vez, en el Institut Calot de  Berck, teniendo una de sus mejores experiencias y creando vínculos afectivos 
  con las personas de allí. Conoció  también en esta época a su novia –Jaqueline Deram– y se casó con ella en agosto 
  de 1948.
  Terminada la contienda, logró un  puesto de Interno (Residente) en Cirugía, en la localidad de Oignies (en la 
  Región Nord-Pas de Calais) donde  trabajó a destajo por la salud de los mineros de la región.
  Partió luego a Camerún (África) para  trabajar en el Hospital de Efok como cirujano para una organización de 
  caridad católica (Ad Lucem), pero debido a un paludismo muy  complicado de su esposa, regresó a Francia al cabo 
  de 7 meses con ella y su pequeña  hijita. Se instaló entonces en octubre de 1950, en Berck aceptando una  propuesta 
  de trabajo del Institut Calot.  Berck-sur-mer, un pequeño pueblo sobre el Paso de Calais (Mar del Norte), era 
  desde la segunda mitad del siglo XIX,  sitio de florecimiento de diferentes Hospitales dedicados especialmente a 
  las enfermedades osteoarticulares,  entre ellos, el Institut Calot (inicialmente el Institut d’ Orthopédie) fue uno  de 
  los más emblemáticos. Allí se encontró  entonces con Yves Cotrel, agregándose a esta dupla Jean Duriez –quien se 
  encargaría de la Reumatología y la  Investigación Básica– y Gastón Héripret –el Radiólogo que tanto ayudó y creó  
  en “el Calot” –. Juntos formaron “la  nueva banda de los 4 de Berck”, como afectuosamente se los conoce en el 
ámbito científico-médico francés –por  comparación con Victor Ménard, François Calot, Jacques Calvé y Etienne 
Sorrel, adalides del progreso  científico-médico en Berck a principios del siglo XX–. Este nuevo equipo de 4 “grandes” 
–del que tanto participó Georges Morel–  fue sagazmente dirigido por el Profesor Jean Cauchoix, y su trabajo 
científico produjo innumerables e  importantes investigaciones a partir de 1955 (Figura 1). Morel y Cauchoix  establecieron 
en el Calot una fuerte amistad que  duró toda la vida de ambos…
Figura 1. Grupo de médicos del Institut Calot: el doctor Morel (círculo rojo), el  doctor Heripret 
  (círculo amarillo), el profesor  Cauchoix (círculo azul) y el doctor Christian Morin –sucesor del doctor Morel– 
(círculo verde).
 Calmo y sereno en su actuar, Morel  era, sin embargo, inquieto, curioso, autocrítico, responsable y profundo en su 
  faz científica intelectual. Sabedor de  las limitaciones en su formación inicial en Ortopedia Infantil, realizó  numerosos 
  cursos y estadías en el Black Notley  Hospital (en el condado de Essex, Inglaterra) –en el Servicio del doctor 
  Wilkinson– y en el Royal National  Orthopaedic Hospital de Londres, Inglaterra. También fue asiduo visitante del 
  Servicio de Ortopedia del profesor  Merle d’Aubigné en el Hôpital Cochin, de París.
  Morel, en su estancia laboral en el  Institut Calot hasta febrero de 1986 –cuando se jubiló–, se dedicó “con total 
  modestia pero con una devoción sin  parangón al bienestar del niño tullido o malformado”, según palabras del propio 
  profesor Cauchoix; lo que lo llevó a  ser un gran nombre en la Ortopedia Pediátrica Francesa. Tal era su devoción 
  que el día de su cumpleaños 65 (17 de  febrero de 1986), justo antes de jubilarse, realizó su última osteotomía 
  de pelvis que se había comprometido a  efectuar.
  Amaba apasionadamente por igual su  oficio y a los niños que cuidaba: sea en el consultorio como con los  internados, 
  el pequeño paciente y sus padres  estaban en el centro de sus preocupaciones, haciéndoles sentir que, en la 
  habitación, eran las personas más  importantes; y esto, cualquiera fuera su condición social, raza o credo.
  Era un clínico notable y un cirujano  sereno en cuyas manos “todo parecía fácil y sin peligro”. Verlo operar era un 
  placer: hemostasia perfecta, respeto  de los planos de disección, ausencia de cualquier gesto brusco, prudencia en 
  las maniobras de corrección y la  técnica “no touch” (nunca una gota de sangre tocaba sus guantes).
  Georges Morel no era Profesor  Universitario; sin embargo, fue un MAESTRO y un modelo a seguir para sus 
  discípulos y alumnos que descubrieron  a su lado la Ortopedia Pediátrica. Disfrutaba especialmente enseñar a sus 
  Residentes reunidos junto a un  negatoscopio a la noche, después de una muy larga jornada quirúrgica. El Institut 
  Calot recibía anualmente becarios de  todos los rincones del mundo, pero cuatro orígenes predominaban ampliamente: 
  el Servicio del profesor Cauchoix en  el Hospital Beaujon (París), los becarios del Líbano, los médicos de 
  México y la FILIAL ARGENTINA. En  efecto, una legión de cirujanos ortopedistas argentinos gozaron del beneficio 
  de estas enseñanzas (Figura 2). Fue  guía de varias generaciones…
Figura 2. Un grupo parte de la “Legión Argentina” de cirujanos ortopedistas  formados en posgrado, en el Calot, 
  junto al profesor Jean Cauchoix y al  doctor Georges Morel. Foto tomada en el año 2000, durante el festejo de 
los 100 años del Institut Calot.
  Una o dos noches por semana los residentes  eran invitados a la oficina del “patrón” para descubrir historias clínicas 
  impecablemente llevadas y con un  seguimiento digno de ser mostrado: una radiografía de pelvis de un adulto 
  absolutamente normal, pero con una  antigua radiografía de un niño de 2 años con una luxación de cadera alta, o 
  una radiografía de raquis normal de un  joven de 20 años que, a los 3 años, mostraba una “escoliosis de comienzo 
  temprano” (según su nomenclatura  actual) que ya tenía 50º y que parecía destinada a una artrodesis segura.
  Sus temas predilectos fueron muchos:  la Luxación de Cadera después de la edad de la marcha (con resultados a largo 
  plazo sin igual), el Pie Bot varo  equino del niño mayor, el tratamiento ortopédico de las Escoliosis Infantiles  (con 
  trabajos en colaboración con Cotrel  sobre los yesos correctores y con Min Metha sobre la posibilidad de curación de 
  las “progresivas benignas”), el  tratamiento de las dismetrías de miembros inferiores, el abordaje de la  Osteogénesis Imperfecta 
  (la ortesis neumática de su invención  sirvió durante muchos años para el cuidado de estos niños tan frágiles).1-5
  Revisaba con una constancia pasmosa  las historias clínicas de sus antiguos pacientes, sobre todo para intentar 
  comprender lo que salió mal y  encontrar la solución. Fue esta revisión meticulosa de las historias clínicas  la que lo 
  llevó a un profundo convencimiento de  que el tratamiento clásico –indiscutible por entonces (eran los años 60) – de 
  la Luxación del Desarrollo de la  Cadera descubierta Tardíamente (después de la marcha) por reducción ortopédica 
  seguida de osteotomía femoral de  desrotación-varización no daba al final del crecimiento resultados exitosos. El 
  descubrimiento fortuito –en un  Congreso– de una operación nueva descrita entonces por un cirujano canadiense 
–Robert Salter, quien era orador en  dicho Congreso– fue para Morel una revelación: era a esta osteotomía de pelvis 
–y no a la sacrosanta osteotomía de  fémur– a la que se debía confiar la estabilización y el tratamiento de la  displasia 
después de la reducción ortopédica de  la luxación. Hacer aceptar a la comunidad ortopédica francesa esta nueva 
manera de ver las cosas no fue fácil:  necesitó de mucho coraje (incluso “temeridad” según uno de los espectadores 
de la época) al presentar, en  noviembre de 1970, su experiencia con sus 100 primeros casos en el Congreso  anual 
de la SOFCOT (Sociedad Francesa de  Cirugía Ortopédica y Traumatológica).6 ¡El moderador de su exposición era 
Pierre Petit, maestro indiscutido en  esos tiempos de la Ortopedia Pediátrica francesa! Y necesitó muchos años más 
para que sus ideas fueran aceptadas y  apreciadas en toda su magnitud.7-9 Es  conocida la historia de que un día, en un 
Congreso en México, como orador  invitado junto a Salter, el mismo canadiense dijo que los resultados que Morel 
obtenía eran mejores que los suyos y  que lo había superado en el dominio de su técnica…
Otra contribución mayor de Georges  Morel fue en el tratamiento ortopédico de las Escoliosis Idiopáticas del 
  niño pequeño (“early-onset scoliosis”):  en 1974, durante el “meeting” anual del GES (Grupo de Estudios de la 
  Escoliosis) presentó 10 casos de  escoliosis infantiles evolutivas en las que el tratamiento ortopédico había  dado 
  prueba de una eficacia excepcional.  Esta comunicación desafió y conmocionó tanto al “mundo de la escoliosis” 
  que la experiencia de “Morel from  Berck-Plage”será  hasta citada en la prestigiosa obra de John Moe y Robert 
  Winter (Scoliosis and Other  Spinal Deformities).10 Tampoco pasó inadvertida en Gran Bretaña,11,12 a tal punto 
  que la doctora Min Mehta –escolióloga  emérita– lo visita en el Institut Calot para estudiar sus casos y su técnica, 
  refinar así sus conceptos y método de  tratamiento ortopédico.13 Método que hoy día es  aún uno de los pilares del 
  tratamiento de las escoliosis de  comienzo temprano.14,15
  Pero si bien las responsabilidades  profesionales y científicas lo absorbían de manera intensa, Georges Morel fue 
  un padre ejemplar, siempre presente y  muy cercano a sus hijos (Martine, Bruno, Laurence y Charlotte), y luego a 
  sus nietos. ¡Y no solamente los  domingos que eran consagrados a la familia! También durante la semana, en  pequeñas 
  acampadas durante algún fin de semana,  en vacaciones de familia, incluso en vacaciones de papá e hijos solos 
  (¡sin la mamá! cuando ella necesitaba  de un “descanso de familia”), al menos, una vez al año cuando las aventuras 
  harían las delicias de todos con recuerdos  imborrables…
  Llegada su jubilación dio vuelta la  página sin nostalgia, habiendo tenido la suerte de realizarse en un oficio  apasionante 
  desde un doble punto de vista  profesional y humano; y habiendo escogido la vida que quiso llevar, también 
  tuvo la suerte de poder elegir a su  sucesor, el doctor Christian Morin (Figura 3). Lejos de “quedarse quieto”, 
  se movió más, pero en otro camino: el  de compartir con artistas (pintores, dibujantes) que visitó sistemáticamente 
durante años en el barrio latino de  París y el de compartir con su familia que se agrandaba (nietos y bisnietos).
  Figura 3. El doctor Georges Morel, junto a su sucesor el doctor Christian Morin,  al doctor Henry-François Parent 
(expresidente de la Sociedad Francesa  de Cirugía del Raquis [SFCR]) y uno de los autores. Foto de 1989.
En fin, Georges Morel nos dejó este año, el 20 de junio pasado, luego de una vida plena y fructífera. Sin embargo, seguirá vivo en los corazones y mentes de sus hijos, nietos, bisnietos, y de sus innumerables discípulos a lo largo y ancho del mundo que supieron apreciar sus enseñanzas para mejorar la calidad de vida de los niños. QEPD
Patricio Manzone, Jorge Santodomingo
Hospital Pediátrico “Dr. Avelino L.  Castelán”, Resistencia, Chaco, Argentina
  Dr. Patricio  Manzone • manzonepatricio@hotmail.com 
http://orcid.org/0000-0002-3987-267X
Hospital Regional Río Gallegos, Río Gallegos, Santa Cruz, Argentina
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