INVESTIGACIÓN CLÍNICA
Fracturas de tibia por estrés:
especificidad del signo de dolor puntual palpatorio
Hernán E. Coria,* Nicolás Ameriso,**
Daniela Blanco,** Emanuel Fedún Rodríguez,* Héctor Masaragian,**
Luciano Mizdraji,** Fernando Perin,** Leonel Rega,**
Daniel Sartorelli*
*Servicio de Cirugía de Tobillo y Pie, Departamento
de Ortopedia y Traumatología, Hospital Militar Central “Cirujano Mayor Dr.
Cosme Argerich”, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
**Cirugiadelpie.net, Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Argentina
RESUMEN
Introducción: Las
fracturas por estrés son comunes en reclutas y deportistas. Se caracterizan, en
los casos que involucran a la pierna, por dolor en la región tibial medial. La
inconsistencia e imprecisión de las maniobras semiológicas publicadas destacan
la necesidad de este estudio, que busca evaluar la sensibilidad y especificidad
de patrones dolorosos palpatorios en la tibia. Materiales y Métodos: Se presenta una serie de 19 pacientes con 31 cuadros
dolorosos en la pierna, entre 2012 y 2014. Se incluyó a pacientes con dolor
tibial durante el entrenamiento militar, y se excluyó a aquellos con
antecedentes traumáticos. Se realizó un examen físico y se registraron los
puntos dolorosos tibiales en una grilla con 9 zonas, estableciendo 3 patrones:
vertical, transversal y único. A todos se les realizaron radiografías y
centellografía. Resultados: El 63%
eran mujeres y el 36,8%, hombres. Se identificaron 31 lesiones (64,5% en
mujeres y 35,5% en hombres). Las radiografías fueron negativas, mientras que la
centellografía mostró 22 (71%) fracturas por estrés y 9 (29%) periostitis. Los
patrones transversal y único fueron los más sensibles (40,91%). El 29% de los
casos tenía un patrón único, siempre asociado a fracturas. Conclusiones: El dolor puntual palpatorio como signo clínico estuvo
presente en el 100% de los casos asociados, a fracturas por estrés, lo que
demuestra su alta especificidad. Se destaca la importancia de este hallazgo en
la evaluación diagnóstica de las fracturas por estrés.
Palabras clave:
Fracturas por estrés; semiología; fracturas de tibia; estrés tibial.
Nivel de Evidencia: IIIB
Tibial Stress Fractures: Specificity of Focal Tenderness
to Palpation
ABSTRACT
Introduction: Stress
fractures are common among military recruits and athletes. When involving the
leg, they are typically characterized by tenderness in the medial tibial
region. The inconsistency and imprecision of previously described clinical
examination maneuvers highlight the need for this study, which aims to evaluate
the sensitivity and specificity of tibial palpatory pain patterns.
Materials and Methods: A series
of 19 patients presenting with 31 painful episodes in the leg between 2012 and
2014 was analyzed. Patients experiencing tibial pain during military training
were included, while those with a history of trauma were excluded. A physical
examination was performed, mapping painful tibial points using a grid divided
into nine zones and classifying them into three patterns: vertical, transverse,
and focal (single point). All patients underwent
radiographic and scintigraphic imaging. Results: Of the total patients, 63% were women and 36.8% were men. A
total of 31 lesions were identified (64.5% in women, 35.5% in men). Radiographs
were negative in all cases, whereas scintigraphy confirmed 22 (71%) stress
fractures and 9 (29%) cases of periostitis. The transverse and focal pain
patterns were the most sensitive (40.91%). The focal pattern was observed in
29% of cases and was exclusively associated with stress fractures. Conclusions: Focal tenderness to palpation was present in 100% of cases
with stress fractures, demonstrating its high specificity as a clinical sign.
This finding highlights its diagnostic value in evaluating tibial stress
fractures.
Keywords: Stress
fractures; semiology; tibial fractures; tibial stress.
Level of Evidence: IIIB
INTRODUCCIÓN
La
fractura por estrés, también conocida como fractura por fatiga o de marcha, es
un cuadro descrito, por primera vez, por Breithaupt,1 en 1855. Aunque es poco frecuente, su
prevalencia ha aumentado con el crecimiento de los deportes de impacto y la
intensificación de los entrenamientos. Estas fracturas suelen ocurrir en
personas que practican o inician actividades de alto impacto sin una progresión
gradual o en condiciones inadecuadas.
En el
ámbito militar, tiene una elevada incidencia entre el personal recién
incorporado,1,2 lo que provoca
períodos prolongados de inactividad. La bibliografía disponible muestra que las
maniobras semiológicas para la presunción diagnóstica son inconstantes e
imprecisas.
El
objetivo de este estudio fue evaluar la sensibilidad y especificidad de los
patrones dolorosos palpatorios en el diagnóstico clínico de fracturas por
estrés.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se
presenta una serie de pacientes estudiados por síndromes dolorosos de la
pierna, que consultaron entre febrero de 2012 y diciembre de 2014, en la
sección de sanidad de un centro de reclutamiento del Ejército Argentino. La
muestra estaba compuesta por 19 pacientes que presentaban 31 cuadros de dolor
agudo de la pierna.
Los
criterios de inclusión fueron: pacientes con cuadros dolorosos agudos de tibia,
en actividad militar, evaluados en la sección de sanidad. Todos realizaban el
mismo entrenamiento y fueron evaluados por el mismo especialista en
Traumatología y Ortopedia. Los criterios de exclusión fueron: antecedentes
traumáticos, con trazo claro de fractura o sin él, en las radiografías de
control.
A todos
los pacientes se les realizó un examen físico minucioso, siguiendo esta
metodología: anamnesis completa, evaluación del calzado y de las deformidades
asociadas en los miembros inferiores. Se les pidió que indicaran la zona de
localización del dolor y se efectuó una palpación puntual de la tibia,
documentando las zonas de dolor según una grilla que consta de 3 regiones
transversales y 3 verticales, estableciendo 9 zonas para ubicar los puntos de
dolor (Figura 1).
Se
analizó la distribución de las zonas de dolor, identificando 3 patrones
preponderantes: vertical, transversal y único (Figura
2). El patrón transversal se definió como aquel que ocupa 2 o 3 zonas
contiguas en el plano horizontal. El patrón vertical se definió como aquel que
ocupa 2 o 3 zonas en cualquiera de las columnas de la grilla. Finalmente, el
patrón único se definió como aquel que ocupa únicamente una ubicación en la
grilla.
Se
tomaron radiografías de la pierna, de frente y de perfil, como estudio
complementario inicial. Una vez descartados otros cuadros, como fracturas o
lesiones tumorales, se solicitó una centellografía ósea con Tc-99 para
confirmar el diagnóstico. Los resultados fueron documentados y posteriormente
analizados estadísticamente de manera manual y con el programa Open EPI. Se
obtuvo la aprobación del IRB para llevar a cabo este estudio.
RESULTADOS
Doce
(63%) pacientes eran mujeres y 7 (36,8%), hombres. Se identificaron 31
lesiones, 20 (64,5%) en mujeres y 11 (35,5%) en hombres. Se detectó dolor en 16
(51,6%) piernas izquierdas y en 15 (48,4%) piernas derechas. Todos los estudios
radiográficos iniciales de estos pacientes resultaron negativos. Los
diagnósticos se confirmaron con una centellografía, y fueron 22 (71%) fracturas
por estrés y 9 (29%) periostitis. El 63,8% de los casos de fracturas por estrés
y el 80% de periostitis eran bilaterales.
Sensibilidad
Los
patrones transversal y único fueron los más sensibles, con una sensibilidad del
40,91% (intervalo de confianza del 95% [IC95%] 23,26-61,27). Al considerar solo
la maniobra de palpación dolorosa puntual, la sensibilidad fue del 100%, ya que
todos los pacientes fueron positivos para esta maniobra, sin resultados falsos
negativos.
Al
analizar la prueba con todos los patrones, la sensibilidad diagnóstica fue del
70%, lo que indica que, al menos, 7 de cada 10 pacientes con fractura de tibia
por estrés darán positivo en la maniobra semiológica (Tabla,
Figura 3).
Especificidad
El patrón
único fue el más específico para fracturas por estrés, con una especificidad
del 100% (IC95% 70-100), ya que todos los pacientes con este patrón tenían
fracturas por estrés. El patrón vertical tuvo una especificidad del 66,67%
(IC95% 35,42-87,94) y el patrón transversal, del 33,33% (IC95% 12,01-64,68).
Esto implica que la probabilidad de una fractura por estrés en un paciente con
una prueba negativa para el patrón único (sin dolor a la palpación o compresión
en ninguna parte de la tibia) es cercana al 0%. Sin embargo, un resultado
negativo en los otros patrones no descarta el cuadro, este resultado debe
confirmarse en todos los patrones para descartar la fractura por estrés (Tabla, Figura 3).
Valor predictivo positivo (VPP) y
valor predictivo negativo (VPN)
El patrón
único tuvo un VPP del 100% (IC95% 70-100) y un VPN del 40,91% (IC95%
23,26-61,27), esto sugiere que es un muy buen indicador para diagnosticar el
cuadro, pero su ausencia no representa un alto grado de certeza de que el
paciente no lo tenga.
El resto
de los patrones obtuvieron VPP cercanos al 60%, con un VPP general para la
maniobra del 70,97% (IC95% 53,41-83,9), lo que representa un valor alto (Tabla, Figura 4).
Cuadro según el patrón
Siete
casos (22,6%) tenían un patrón doloroso vertical, asociado a 4 (12,9%)
fracturas por estrés y 3 (9,7%) periostitis confirmada por centellografía.
Quince (48,4%) tenían un patrón doloroso transversal, asociado a 9 (29%)
fracturas por estrés y a 6 (19,35%) periostitis. El patrón de dolor palpatorio
único y puntual se halló en 9 (29%) casos, asociado siempre con fracturas por
estrés (Figura 5).
Ninguna
de las periostitis confirmadas por centellografía se asoció con dolor puntual
en una zona determinada de la grilla o “one finger pain”.
DISCUSIÓN
Se sabe
que el hábito de correr promueve un buen estado de salud,3 aunque, bajo determinadas circunstancias,
puede predisponer a ciertas lesiones,3
sobre todo cuando se superan los 65 km semanales,4
se corre sobre una superficie o con calzado inadecuados,3,5,6 o se aumenta, en forma brusca, la
intensidad del entrenamiento.
Los
síndromes dolorosos de la pierna están dentro de estos problemas. El
diagnóstico diferencial de estas entidades dolorosas incluye: periostitis
tibial, fracturas por estrés, cuadro doloroso de la inserción miotendinosa y
síndromes compartimentales crónicos, entre los más frecuentes.4
Hay muy
pocos estudios publicados sobre la clínica de las fracturas por estrés, y son
poco específicos y, en general, comunican únicamente dolor focalizado en la
cara anterointerna de la tibia.7,8
Las
periostitis son las más difíciles de diferenciar de las fracturas por estrés.
Comparten un inicio brusco de actividades de alto impacto o dichas actividades
sostenidas en el tiempo, sin antecedentes traumáticos. La causa de las
periostitis radica en una tracción anormal de los músculos flexor largo de los
dedos y del sóleo, que generaría una sobrecarga sobre la corteza tibial medial,
mientras que las fracturas por estrés se producirían por una sobrecarga
repetitiva sobre el tejido óseo, que supera la capacidad de regeneración de
este. El tejido óseo esponjoso sería el que primero se lesiona.3 Según la bibliografía, hay una clara
prevalencia del sexo femenino (2:1),9,10
lo que coincide con los hallazgos en nuestra serie.
Diagnóstico
El
diagnóstico es inicialmente clínico. El motivo de consulta suele ser un dolor
inespecífico en la cara antero-interna de la tibia. Si el paciente no hace
reposo y deja de practicar las actividades de alto impacto, los síntomas
progresan, inicialmente el dolor se siente al final de la actividad deportiva,
pero evoluciona y dura toda la actividad e incluso continúa en reposo en los
casos más graves.
También,
debe indagarse sobre trastornos hormonales, privación del sueño, estrés
psicológico, déficit de vitamina D11
y enfermedad asociada en los miembros, ya que se asocian con una mayor
incidencia de fracturas por estrés en reclutas.10
La pérdida progresiva de peso durante el entrenamiento con una disminución en
la masa mineral tibial, sin pérdida en otras localizaciones se considera otro
factor predisponente.12
Examen físico
En la
actualidad, hay pocas descripciones de las maniobras semiológicas y de su
validez. Diferentes autores mencionan que puede haber dolor, edema o eritema en
la zona afectada.3,7 Milgrom y
cols. basan el diagnóstico diferencial en la palpación del borde medial de la
tibia, y establecen que los dolores que se concentran en una franja
longitudinal no mayor a un tercio de la longitud de la tibia son sugestivos de
una fractura por estrés,13 por lo
que el diagnóstico presuntivo se establece con el examen físico y los
antecedentes.2,13
Devas14 menciona como signos de una fractura por
estrés al edema (16-44% de los pacientes) y el dolor al deambular (81% de los
pacientes). Todos nuestros pacientes tenían dolor con el impacto.
Es
importante destacar que algunos autores refieren que el dolor localizado es un
signo patognomónico de las fracturas por estrés.7,15-17
En sus artículos, mencionan que el 65-100% tenía dolor, cifra que coincide con
nuestros hallazgos, pero no detallan cómo el paciente o quien lo examina
localiza el dolor, ni tampoco evalúan la utilidad de dicho signo.
Autores,
como Harrast y cols., describen como pruebas diagnósticas al “single hop test”,3
al igual que Milgrom y cols., que la combinan con el “fulcrum test” que busca
despertar dolor al aplicar tensión sobre la cara ósea dolorosa.13 No mencionan otras maniobras ni signos
semiológicos, como los que nosotros hemos estudiado, pero destacan como
importante la evaluación de factores intrínsecos predisponentes, como desejes
en los miembros inferiores y acortamiento muscular, entre otros.
Exámenes complementarios
El primer
paso es siempre solicitar radiografías de la pierna, de frente y de perfil,
para descartar diagnósticos diferenciales, como fracturas y enfermedad tumoral,
ya que no hay ningún hallazgo radiográfico relacionado con fracturas por estrés
hasta la décima semana.15
Una vez
que se descartan otros cuadros, se deben solicitar estudios con mayor
sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de fracturas por estrés. El
estudio más sensible y específico es la resonancia magnética (100% y 85%,
respectivamente, contra el 74-100% de sensibilidad con baja especificidad de la
centellografía), aunque ambos pueden ser utilizados para confirmar o descartar
la fractura por estrés con altos grados de precisión cuando se combinan con la
semiología.
La
resonancia magnética es superior porque tiene una sensibilidad más alta,
permite hacer el diagnóstico diferencial con otras enfermedades, y diagnosticar
lesiones pequeñas y asintomáticas.8
La
centellografía con Tc-99 muestra hipercaptación localizada en las 3 fases.
Durante la curación, la fase uno se normaliza primero, pero las siguientes
fases pueden tomar mucho tiempo, por lo que este estudio no es útil para
monitorear la evolución. Se la debe emplear cuando se sospecha una fractura por
estrés, ya que no permite distinguir de otras entidades, como infección o
neoplasia.
Sospechar
el cuadro nos permitirá evaluar y estudiar también el miembro contralateral,
aunque sea asintomático. Milgrom y cols. han reportado fracturas asintomáticas
contralaterales en el 60% de los pacientes con diagnóstico positivo para un
miembro, esto sugiere que, aun con estudios radiográficos positivos, se debe
solicitar una centellografía para descartar bilateralidad.18
En
nuestra serie, el 63,8% de los casos con fracturas por estrés eran bilaterales,
pero, a diferencia de lo hallado por Milgrom y cols.,18
los pacientes eran sintomáticos. Por otro lado, el 80% de los casos con
periostitis eran bilaterales.
CONCLUSIONES
Las
fracturas por estrés y las periostitis tibiales suelen provocar una
sintomatología similar y la anamnesis del paciente suele arrojar datos
parecidos, lo que dificulta el diagnóstico diferencial. Sin embargo, el dolor
puntual palpatorio fue, de manera consistente, un signo clínico específico
asociado a fracturas por estrés.
En
nuestro estudio, este signo clínico y la maniobra de palpación propuesta
tuvieron altas tasas de especificidad y sensibilidad. Aunque la positividad de
esta maniobra implica una alta probabilidad de tener el cuadro, recomendamos
complementar el diagnóstico con una resonancia magnética o centellografía ósea
para lograr una mayor precisión.
No se
encontraron artículos publicados que valoren tanto la sensibilidad como la
especificidad de las maniobras semiológicas habitualmente utilizadas. Como
limitación de este estudio, se destaca el bajo número de pacientes.
Consideramos que se necesitan estudios comparativos, prospectivos y
aleatorizados para confirmar nuestros hallazgos y mejorar el diagnóstico de
estos cuadros.
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ORCID de N. Ameriso:
https://orcid.org/0000-0002-8191-7616
ORCID de L. Mizdraji:
https://orcid.org/0000-0003-0305-0065
ORCID de D. Blanco:
https://orcid.org/0009-0006-0490-4295
ORCID de F. Perin:
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ORCID de E. Fedún Rodríguez: https://orcid.org/0000-0002-5036-2638
ORCID de L. Rega:
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ORCID de H. Masaragian: https://orcid.org/0000-0001-5971-5121
ORCID de D. Sartorelli: https://orcid.org/0000-0001-6781-5296
Recibido el 19-12-2024.
Aceptado luego de la evaluación el 31-1-2025 • Dr.
Hernán E. Coria • hernancoria@gmail.com
• https://orcid.org/0000-0002-0532-4763
Cómo
citar este artículo: Coria HE, Ameriso N, Blanco D, Fedún Rodríguez E,
Masaragian H, Mizdraji L, Perin F, Rega L, Sartorelli D. Fracturas de tibia por
estrés: especificidad del signo de dolor puntual palpatorio. Rev Asoc Argent Ortop Traumatol
2025;90(2):123-130. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2025.90.2.2089
Información del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2025.90.2.2089
Fecha de publicación: Abril, 2025
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