INVESTIGACIÓN CLÍNICA
¿Tardan más en consolidar las fracturas asociadas a bifosfonatos?
Fernando Vanoli, Luciano Gentile, Alejandra B. Juarez, Marcos S. Eluani, Ignacio Pioli, Bartolomé Luis Allende
Servicio de Traumatología y Ortopedia,  Sanatorio Allende, Córdoba, Argentina
 Dr. Fernando  Vanoli • fer_vanoli@hotmail.com 
http://orcid.org/0000-0002-5667-9716
ORCID de L.  Gentile: http://orcid.org/0000-0002-8291-2200
ORCID de A. B.  Juarez: http://orcid.org/0000-0001-8509-8737
ORCID de M. S.  Eluani: https://orcid.org/0000-0002-2594-8143
ORCID de I.  Pioli: http://orcid.org/0000-0001-8697-1980
ORCID de B. L.  Allende: http://orcid.org/0000-0003-2757-4381
http://dx.doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2019.84.4.917
Recibido el  23-10-2018. 
    Aceptado luego de la evaluación el 4-6-2019
Resumen
Introducción: Los bifosfonatos evolucionaron como el pilar para el tratamiento de la osteoporosis, reduciendo la incidencia de fracturas. Recientemente, varias publicaciones describieron la aparición de fracturas atípicas de fémur de baja energía asociadas con el uso de bifosfonatos. El objetivo de este estudio fue evaluar el tiempo promedio de consolidación de las fracturas atípicas de fémur asociadas al tratamiento con bifosfonatos comparado con el de un grupo de control. Materiales y Métodos: Se evaluó, en forma retrospectiva, a 34 mujeres (edad promedio 74 años) con fracturas atípicas; 16 de ellas habían recibido bifosfonatos, al menos, por cinco años. Fueron tratadas entre 2006 y 2017, y estabilizadas con un clavo cefalomedular. Este grupo fue comparado con un grupo de control de similares características. Resultados: Veintidós tenían fracturas subtrocantéricas y 12, diafisarias. El 14% de las que tomaron bifosfonatos y fueron operadas requirió una revisión frente al 5,5% del grupo de control. El tiempo promedio de consolidación fue mayor en las tratadas con bifosfonatos (8.5 vs. 6 meses), con una diferencia estadísticamente significativa (p <0,001). Conclusiones: El beneficio del tratamiento con bifosfonatos en la prevención de fracturas es superior al riesgo de fracturas atípicas; sin embargo, es importante evaluar la relación riesgo-beneficio en cada paciente al comienzo y durante el tratamiento, teniendo en cuenta que, pese a esto, el tiempo de curación es más largo.
Palabras clave: Bifosfonatos; Fracturas atípicas de fémur; Osteoporosis.
Nivel de Evidencia: IV
Abstract
Does bone healing take longer in fractures treated with bisphosphonates?
Objectives: Bisphosphonates have become the gold standard treatment for osteoporosis, since they reduce the incidence of fractures. Recently, several papers described the occurrence of low-energy atypical femoral fractures associated with the use of bisphosphonates. The objective of this study was to compare the average time to healing of atypical femoral fractures in patients who received bisphosphonates and in a control group. Materials and Methods: We retrospectively evaluated 34 patients with atypical femoral fractures, 16 of whom had received treatment with bisphosphonates for at least 5 years, between 2006 and 2017, and whose fractures were stabilized with a cephalomedullary nail. They were compared with a control group of similar characteristics. Results: All the patients were female, with an average age of 74 years. Twenty-two fractures were subtrochanteric, while 12 involved the femoral shaft. Fourteen percent (14%) of the patients who received bisphosphonates and surgical management required a revision surgery, while 5.5% of the control group did not. The average time to bone healing was longer in those treated with bisphosphonates (8.5 months vs. 6 months), which was statistically significant (p <0.001). Conclusions: The benefits of using bisphosphonates for fracture prevention outweigh the risk of atypical fractures. However, it is important to evaluate the risk-benefit ratio in each patient at the beginning of the treatment and during the course of it, since, despite the benefits, healing time is longer.
Keywords: Bisphosphonates; Atypical femoral fractures; Osteoporosis.
Level of Evidence: IV
Introducción
  Los bifosfonatos se han convertido en  un pilar fundamental para el tratamiento de la osteoporosis, al aumentar la
  densidad mineral ósea y prevenir las  fracturas por fragilidad en pacientes con dicha enfermedad.1-7 Como resultado
  de la inhibición de la resorción ósea  (a través de la inhibición de los osteoclastos), los bifosfonatos pueden causar
  una disminución del remodelamiento con  acumulación de microtraumatismos o microdaño que, por una falla en
  su reparación, alteran la calidad  ósea.8-11  Esto puede  comprometer las propiedades mecánicas y regenerativas del
  hueso, lo que da como resultado  fracturas y retraso en la curación del hueso.8,10-14 Muchos estudios han documentado
  un mayor riesgo de fracturas de fémur  atípicas relacionadas con los bifosfonatos (fracturas de baja energía).15-17
    En varios estudios recientes, se han  abordado el tratamiento quirúrgico, las complicaciones y las tasas de  cicatrización
  de las fracturas femorales atípicas.18,19 Aunque todavía se desconoce el pronóstico  preciso, un creciente
  consenso señala que el metabolismo  óseo alterado causado por el uso prolongado de bifosfonatos afectaría  negativamente
  la cicatrización ósea, incluso después  de la osteosíntesis.20-22  La curación tardía o  fracasada de la fractura
  se está convirtiendo en una  preocupación importante después de la estabilización de la fractura en  pacientes que
  reciben bifosfonatos.23  
  Es fundamental determinar qué factores  tienen un impacto positivo o negativo en la curación de las fracturas
  femorales atípicas.
  El objetivo de este estudio fue  evaluar el tiempo promedio de consolidación de las fracturas atípicas de fémur
  asociadas al consumo de bifosfonatos  comparado con el de un grupo de control.
Materiales y Métodos
A partir de una base de datos  operativa de cuatro cirujanos, se identificó, en forma retrospectiva, a  pacientes que
  habían sido tratados inicialmente por  fracturas de fémur, que abarcaban desde la región subtrocantérica hasta la
  región supracondílea, entre 2006 y  2017, y que estaban tomando algún bifosfonato cuando sufrieron una fractura
  atípica de fémur, y lo habían estado  haciendo, por lo menos, cinco años; y con un antecedente de traumatismo
  mínimo o nulo, y se los comparó con un  grupo de control, de edad y sexo similares y que habían sufrido una fractura
  que abarcaba desde la región  subtrocantérica hasta la región supracondílea, y que no consumían bifosfonatos
  cuando se fracturaron. El trauma  mínimo se definió como caída estando en bipedestación o de su propia altura.24 El
  médico interrogó a todos los pacientes  con fracturas para averiguar si estaban tomando bifosfonatos o si los habían
  consumido, y el tiempo de consumo.
  Se excluyó a aquellos con lesiones de  alta energía, con cáncer en los cinco años anteriores y con enfermedades
  asociadas con fractura patológica (p.  ej., hiperparatiroidismo, insuficiencia renal, osteodistrofia u osteomalacia).
  Las fracturas debían incluir, al  menos, cuatro de las siguientes características: 1) fractura atraumática o de  bajo
  trauma del fémur, 2) fractura no  conminuta o mínimamente conminuta, 3) línea de fractura originada en la corteza
  lateral y orientada en dicha forma,  aunque puede volverse oblicua a medida que pasa medialmente a través del
  fémur, 4) fracturas completas que se  extienden a través de ambas corticales y pueden estar asociadas a una espícula
  medial; fracturas incompletas que  afectan solo a la corteza lateral y 5) engrosamiento localizado en el periostio  o
  en el endostio de la corteza lateral,  presente en el lugar de la fractura, según los criterios de la American Society
  for  Bone and Mineral Research.25  
  Se registraron, en forma  retrospectiva, los datos demográficos (edad, sexo), las comorbilidades, las  características
  de la fractura y la cirugía (inclusive  el mecanismo de lesión, la localización de la fractura y el intervalo de
  tiempo entre la fractura y la cirugía)  de cada paciente. Todas las fracturas se fijaron con un clavo cefalomedular
  bloqueado estáticamente como  tratamiento de primera línea.
  La cicatrización de la fractura se  definió como puente óseo en radiografías anteroposteriores y laterales.26 Se definió
  una consolidación exitosa cuando las  fracturas consolidaron en un período <6 meses tras la cirugía, mientras
  que se consideró retraso de la  consolidación cuando las fracturas no consolidaron en este tiempo. La  consolidación
  fue juzgada por los cirujanos  utilizando los siguientes criterios: 1) capacidad de descargar completamente  peso, 2)
  sin dolor en el sitio de la fractura y  3) signos radiográficos de consolidación.
  Todos los análisis se llevaron a cabo  con el programa Stata 14.0 (Statacorp LP. College Station, TX, EE.UU.,
  2015).
Resultados
 Dieciséis de los 34 pacientes  estudiados recibieron bifosfonatos, todos eran mujeres. El 50% había consumido
  estos agentes por más de cinco años.  La edad promedio era de 74 años (desviación estándar [DE] =12), el 10%
  tenía <50 años, sin diferencias  significativas entre los dos grupos (p = 0,502). El 14% de las pacientes que  tomaron
  bifosfonatos y fueron operadas  necesitaron una revisión, mientras que sólo el 5,5% del grupo de control  requirió
  una nueva operación (p = 0,051).
  Veintidós de las 34 mujeres tenían  fracturas subtrocantéricas y 12 eran diafisarias. El 68% de las pacientes con
  prescripción de bifosfonatos tenía una  fractura de tipo diafisaria; mientras que el 88% de las que no realizaron
  dicho tratamiento (p = 0,001) sufrió  una fractura subtrocantérica; no hubo diferencias en relación con el fémur
  (derecho o izquierdo, p = 0,746).
  
  El tiempo de consolidación se asoció  significativamente (p <0,001) con el tratamiento con bifosfonatos, fue
  aproximadamente dos veces mayor comparado  con las pacientes que no recibieron la medicación (independientemente
  del tiempo de tratamiento). El tiempo  promedio de curación en pacientes sin consumo de bifosfonatos fue
  de seis meses (DE 1,5) (con  percentiles 25 y 75 iguales a 4 meses y 10 meses, respectivamente), mientras  que, en el
  grupo con medicación, fue 8.5 meses  (DE 1,7), un 10% de esas pacientes requirió más de 10 meses para la curación
  (apenas un 5%, menos de 5 meses). Esto  fue independiente del período de ingesta (inferior o superior a cinco años;
  p = 0,791), esto es, el tiempo de  curación del grupo de mujeres que tomaron el bifosfonato durante menos de cinco
  años fue semejante al informado, en  promedio, por las que tomaron más de cinco años, ambos significativamente
  mayores que el del grupo sin  medicamentos (p = 0,0049) (Figura 1).
  Figura 1. Diagramas de cajas del tiempo de curación (meses) para los tres grupos
  de pacientes: con bifosfonatos más de  5 años, menos de 5 años y sin bifosfonatos
  (diferencia de medias entre [grupos  con medicación] versus sin bifosfonatos.
(p = 0,0049).
Discusión
Los bifosfonatos son los medicamentos  prescritos con más frecuencia para tratar enfermedades que se caracterizan
  por la resorción ósea mediada por los  osteoclastos, como la osteoporosis, la enfermedad de Paget o algunos tumores
  primarios o metastásicos que afectan  al hueso.27  Actualmente, el  alendronato, el risedronato, el ibandronato
  y el ácido zoledrónico son los  bifosfonatos más utilizados, y si bien difieren en su potencia, dosificación y  modo de
  administración, todos han sido  eficaces para prevenir fracturas, ya que reducen la resorción del hueso,  aumentando
  su densidad y mejorando la  conectividad entre las trabéculas.28,29
  Se ha demostrado el beneficio a corto  plazo de estos fármacos en pacientes con osteoporosis, al reducir el número
  de fracturas en mujeres  posmenopáusicas; sin embargo, el uso prolongado está en discusión. En los  últimos años,
  se han publicado casos de fracturas  subtrocantéricas por estrés relacionadas con el uso prolongado de estos  fármacos,
  fracturas típicamente transversales o  ligeramente oblicuas, en ocasiones, bilaterales y simultáneas, que  habitualmente
  se desplazan como consecuencia de  traumatismos de baja energía o incluso espontáneamente.14,25,30-35
  
  Si bien se desconoce su  fisiopatogenia, el patrón fracturario transversal en la cara de tensión del  fémur, el dolor
  antes de que la fractura sea  radiográficamente evidente y la hipertrofia cortical lateral sugieren que se  trata de
  fracturas por estrés y que la  alteración en la remodelación ósea difícilmente permita su curación sin un  tratamiento
  adecuado. El hecho de que la región  proximal del fémur se encuentre sometida a grandes requerimientos biomecánicos
  podría explicar la localización de  estas fracturas.32
  
  Rio y cols.32 publicaron dos casos de fracturas desplazadas de  fémur en pacientes con antecedentes de terapia
  con alendronato, a los que trataron  con enclavado cefalomedular, con consolidación en ambos casos. En pacientes
  que recibían bifosfonatos en forma  crónica, Weil19  reportó 17 fracturas  desplazadas de fémur tratadas con
  enclavado endomedular y una tasa de  consolidación del 54%, los casos restantes fueron sometidos a una cirugía
  de revisión.
  En nuestra serie de 34 fracturas, 18  (52,9%) consolidaron en los seis meses posteriores a la cirugía, mientras que
  las 16 restantes (47,1%), asociadas a  bifosfonatos, tuvieron un retraso de la consolidación o no consolidaron. En
  un estudio previo que evaluó 41  fracturas atípicas de baja energía asociadas a más de cinco años de uso de  bifosfonatos,
  el 98% (40 de 41) tenía consolidación  radiográfica, en una media de 8.3 meses (rango 2-18).20 El tiempo
  promedio de cicatrización de casi ocho  meses para esas fracturas parece ser más largo que el de las fracturas típicas
  del fémur, que cicatrizan en un  promedio de 3-6 meses.
  
  Kang22 y Thompson36 concluyeron en que el consumo más prolongado de  bifosfonatos se asoció significativamente
  con una tasa más alta de consolidación  problemática, lo cual coincide con los resultados de otros estudios.
  En nuestra investigación, no hallamos  diferencia en el tiempo de consumo de bifosfonatos y curación exitosa o
  problemática. Todas las pacientes  tratadas con bifosfonatos tuvieron una consolidación retrasada, sin importar el
  tiempo de consumo.
  Cabe esperar que dichas fracturas  puedan terminar en seudoartrosis y consecuentemente en la falla del material
  de osteosíntesis. Por este motivo,  estas fracturas deben tratarse en dos niveles: uno biomecánico y otro  fisiopatológico.
  A nivel fisiopatológico, lo primero  por considerar es la supresión inmediata del tratamiento antirresortivo
  en pacientes con fractura completa,  incompleta o imágenes radiográficas que sugieran insuficiencia o fractura de
  estrés en evolución ante una fractura  por bifosfonatos.37  Esta conducta puede  disminuir hasta un 53% las posibilidades
  de sufrir una fractura contralateral.
  Mecánicamente se debe buscar una  osteosíntesis que permita buen contacto de fragmentos y una rehabilitación
  rápida. Sin embargo, algunos estudios  muestran que el 46% de los enclavados medulares requirieron revisión19 y
  existe la imposibilidad técnica de  colocarlos cuando el canal medular está muy estrechado a causa del  engrosamiento
  de las corticales.38
  
  Si bien es cierto que no existen  todavía estudios controlados que determinen el tipo de tratamiento quirúrgico
  para las fracturas, un reciente  estudio de revisión39  sugiere que, en los  casos de fractura atípica completa subtrocantérica
  o diafisaria femoral, y debido a que  los bifosfonatos inhiben la remodelación osteoclástica, se recurra a un
  tratamiento que favorezca la curación  por reparación encondral. Por ello, se recomienda, en este tipo de fracturas,
  el enclavado endomedular con clavo  largo fresado que proteja de una posible nueva fractura de la diáfisis femoral.39
  Los dispositivos tipo placa con  tornillos deslizantes, al no favorecer la reparación encondral y al tener una  alta tasa
  de fracasos, no estarían recomendados  como método de osteosíntesis de este tipo de fracturas.
  En nuestra serie, utilizamos un clavo  cefalomedular para todas las pacientes y tan solo en dos efectuamos una
  revisión quirúrgica, en la cual se  escogió una placa de ángulo fijo como implante (Figura 2), con buenos  resultados,
  y en el grupo de pacientes con  fracturas subtrocantéricas sin asociación con bifosfonato, se efectuó la  revisión con
  una artroplastia parcial de cadera.
  En la bibliografía, se han publicado  casos de seudoartrosis en fracturas tratadas tanto con placas con tornillos
  deslizantes, como con clavos  cefalomedulares. Nuestra experiencia nos revela que, para fracturas  subtrocantéricas
  de trazo transversal u oblicuo corto,  el enclavado endomedular es un diseño que otorga ventajas biomecánicas,
  manteniendo la biología del hematoma  fracturario y, sumado a ello, permite una rehabilitación con carga precoz
  según tolerancia. 
  Figura 2. Revisión de una fractura asociada al tratamiento con 
ibandronato, con clavo de ángulo fijo  y curación.
A pesar de que muchos cirujanos suelen preferir el enclavado endomedular, en la actualidad, no hay un consenso sobre el tipo de tratamiento para estas fracturas. Este estudio tiene algunas limitaciones. En primer lugar, el número de pacientes fue limitado. No es fácil encontrar una gran cantidad de pacientes con una lesión que es relativamente poco frecuente. En segundo lugar, si bien analizamos ciertos factores intraoperatorios, como punto de entrada del clavo, correcta reducción, ruptura de la cortical, que son clave para la consolidación de la fractura, al momento de analizar los resultados, estos factores no fueron tenidos en cuenta.
Conclusiones
El beneficio del tratamiento con bifosfonatos en la prevención de fracturas es mayor que el riesgo de fracturas atípicas; sin embargo, es importante evaluar el riesgo-beneficio en cada paciente al inicio y durante el tratamiento. A pesar de que de los principales estudios de seguimiento a largo plazo con estos fármacos, se puede extrapolar una muy baja incidencia de fracturas atípicas subtrocantéricas y diafisarias de fémur, y que en los artículos publicados al respecto, hay muy pocos informes de casos clínicos o de revisiones que hayan demostrado un mayor riesgo de este tipo de fracturas entre los usuarios de esta medicación, su aparición ha generado, sin duda alguna, cierta alarma entre los profesionales que se dedican a este tipo de patología.
Conflicto de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
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