PRESENTACIÓN DE CASOS
Síndrome de la espalda inclinada.
 Presentación de cuatro casos y  revisión 
de la bibliografía
Augusto Covaro,*,** Gemma Vilà-Canet, *,## Francesco Ciccolo,* Sergi Rodriguez-Alabau,* Ana Garcia de Frutos,*,# Maite Ubierna-Garcés,*,§ Anna Isart Torruela,* David Cancer Castillo,* Enric Cáceres-Palou*,#
* Servicio de Traumatología y Ortopedia,  Unidad de Cirugía de Columna, Institut Universitari Quirón Dexeus, Barcelona,  España
    ** Servicio de Traumatología, Unidad de  Cirugía de Columna, Hospital de Igualada, Barcelona, España
    # Servicio de Traumatología, Unidad de  Cirugía de Columna, Hospital Vall de Hebrón, Barcelona, España
    ## Servicio de Traumatología, Unidad de  Cirugía de Columna, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona, España
    § Servicio de Traumatología, Unidad de  Cirugía de Columna, Hospital Universitari Germans Trias i Pujol, Barcelona,  España
  
  Dr. Augusto  Covaro • augusto.covaro@icatme.com http://orcid.org/0000-0002-6414-9280
ORCID de G.  Vilà-Canet: http://orcid.org/0000-0002-4626-3952
ORCID de F.  Ciccolo: http://orcid.org/0000-0002-2697-9072
ORCID de S.  Rodriguez-Alabau: http://orcid.org/0000-0002-4346-6914
ORCID de A.  Garcia de Frutos: http://orcid.org/0000-0003-0729-8631
ORCID de M.  Ubierna-Garcés: http://orcid.org/0000-0002-5735-3072
ORCID de A. Isart  Torruela: http://orcid.org/0000-0002-5274-2124
ORCID de D.  Cancer Castillo: http://orcid.org/0000-0002-1750-6652
ORCID de E.  Cáceres-Palou: http://orcid.org/0000-0001-7372-557X
http://dx.doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2019.84.4.924
 Recibido el  29-11-2018.
 
Aceptado luego de la evaluación el 18-3-2019 
Resumen
El síndrome de la espalda inclinada o camptocormia es una causa de desequilibrio sagital del tronco no estructurada de difícil manejo médico y quirúrgico. Puede ser secundario a enfermedades del sistema nervioso central o periférico, o de origen primario muscular, como la atrofia aislada de la musculatura paravertebral espinal. El diagnóstico se basa en la evaluación clínica, los estudios por imágenes, la electromiografía y la biopsia muscular. El síndrome de la espalda inclinada, cualquiera fuera su causa, tiene un pronóstico pobre, los síntomas suelen progresar hasta afectar la bipedestación de manera irreversible. Presentamos un análisis retrospectivo de cuatro casos de síndrome de la espalda inclinada tratados en nuestro centro y una revisión de la bibliografía.
Palabras clave: Camptocormia; Atrofia muscular erectora espinal; Síndrome de la espalda inclinada.
Nivel de Evidencia: IV
Abstract
Bent spine syndrome. Presentation of four cases and literature review
Objectives: Bent spine syndrome (BSS) or camptocormia is a cause of unstructured sagittal imbalance of difficult medical and surgical management. The purpose of this paper is to describe the causes of BSS and how to approach its treatment. Materials and Methods: Retrospective analysis of 4 cases of BSS treated at our center and review of the literature. Results: The 4 patients were women between 60 and 82 years of age. In 3 of them, BSS was due to an isolated atrophy of the paravertebral erector spinae muscles, and in 1 of them, it was due to an inflammatory myopathy. Conclusions: The prognosis of BSS is poor in all cases, so symptoms usually progress to an irreversible difficulty to stand upright.
Keywords: Camptocormia; Erector spinae muscle atrophy; Bent spine syndrome.
Level of Evidence: IV
Introducción
El síndrome de la espalda inclinada  (SEI) también conocido como camptocormia (del griego kamptós: inclinado
  y kormós: tronco) se caracteriza por una  flexión involuntaria de la columna toracolumbar durante la
  bipedestación, que se reduce en  decúbito. Es una anomalía postural adquirida cuyas causas son diferentes de las
  de las cifosis estructurales. El SEI  también se diferencia del síndrome de la Torre de Pisa (pleurothotonus),  habitualmente
  caracterizado por una flexión lateral  del tronco secundaria a una distonía tardía por el uso prolongado
  de neurolépticos.1  
El SEI fue descrito por Henry Earle,  en 1815, y Brodie, en 1818, y reportado por James Parkinson en alguno
  de sus casos, en 1817.2 El término “camptocormia” fue descrito, en 1816,  por los neurólogos franceses Souques y
  Rosanoff, para indicar una incurvación  del tronco secundaria a una “flexión histérica” en los soldados de la I Guerra
  Mundial que habían sufrido un shock  durante la batalla.3  Durante un siglo, la  camptocormia fue considerada
  una condición psiquiátrica hasta que  Kiuru y Laroche4  fueron los primeros  en asociarla a enfermedades orgánicas.
  Actualmente las causas del SEI son muy  numerosas, inclusive secundarias a anomalías genéticas, como en el caso
  de la distrofia miotónica tipo 2 con  una mutación del gen ZNF95 o en la atrofia multisistémica.6
  
  El objetivo de este artículo es  describir las causas del SEI y cómo abordar su tratamiento.
  Presentamos cuatro casos clínicos de  SEI de origen muscular: tres por atrofia aislada de la musculatura  paravertebral
  espinal y uno, por miopatía  inflamatoria; en este caso, el paciente había sido intervenido en tres  ocasiones y
  los síntomas de SEI habían empeorado.
  Además de la clínica de SEI, todos  también sufrían dolor lumbar por el que habían recibido tratamiento mediante
  rizólisis, infiltraciones facetarias y  fisioterapia, con escasa mejoría. A los fines diagnósticos, a todos se les  realizaron
  una resonancia magnética (RM) de  cuerpo entero para buscar compromiso de otros grupos musculares, análisis
  de laboratorio para detectar  enfermedad inflamatoria o autoinmune y una biopsia muscular (Tabla 1).
Tabla 1. Casos de síndrome de la espalda inclinada de origen muscular
  
Caso 1
Mujer de 63 años que consulta por una cirugía fallida de columna. Había sido operada de la columna lumbar, en tres ocasiones, en los últimos dos años, sin resolución de los síntomas: dolor lumbar e inclinación anterior del tronco. Presenta una cifosis toracolumbar reductible, con incapacidad de deambular en posición erguida (Figura 1). Actualmente sin instrumentación lumbar (última cirugía de retirada) (Figura 2). Camina asistida por caminador y, para mantener la posición erecta, se empuja de los muslos (gesto similar a la maniobra de Gowers de los pacientes con distrofia muscular de Duchenne). En la RM realizada antes de la primera cirugía, se observa una columna lumbar sana, con discretos signos de espondilosis, pero con una musculatura paravertebral erectora lumbar con sustitución grasa (Figura 3). La RM muscular de cuerpo entero revela compromiso de varios grupos musculares de forma simétrica. En la biopsia de la musculatura paravertebral y gemelo, se identifican fibras necróticas entre la musculatura, con inflamación intersticial; en el estudio inmunohistoquímico, se destaca la sobrexpresión del MHC tipo I en las membranas de células musculares, con abundantes macrófagos en perimisio y endomisio. El diagnóstico es miopatía inflamatoria. A los pocos meses, tiene una hepatitis autoinmune, por lo que recibe tratamiento con prednisona y azatioprina; mejoran los valores de las enzimas hepáticas, pero no el SEI, ya que, en la musculatura paravertebral, los cambios de sustitución grasa ya estaban instaurados.
  Figura 1. Paciente con incapacidad para mantener la postura erecta en  bipedestación, reductible en decúbito o
  con el apoyo, lo que demuestra un  desequilibrio en el plano sagital no estructurado.
  Figura 2. A y B. Radiografías que muestran instrumentación en  L2-pelvis que empeoró el cuadro de síndrome de
  la espalda inclinada y de dolor  lumbar. C. Radiografía tras la retirada del  material.
Figura 3. Resonancia magnética anterior a la cirugía. A. En  el corte sagital, no se observa patología estructural. B. En  el corte axial T2, se aprecia importante sustitución grasa de la musculatura  paravertebral erectora.
Casos 2, 3 y 4
Los tres pacientes consultaron por dolor lumbar progresivo al mantener la postura erecta. Todos tenían diferentes grados de inclinación anterior del tronco, que se reducía en decúbito, sin patología estructural de columna (Figuras 4 y 5). Ninguno tenía antecedentes de miopatías ni de enfermedad de Parkinson. A todos se les solicitaron análisis de laboratorio, RM de cuerpo entero, electromiografía y se les diagnosticó atrofia aislada de la musculatura espinal. En la Tabla 1, se muestran los antecedentes patológicos de cada paciente que se podrían relacionar con el desarrollo del SEI, aunque su vinculación directa no pudo ser demostrada (síndromes paraneoplásicos, uso de estatinas, diabetes mellitus). A todos ellos se les desaconsejó la cirugía y fueron tratados mediante ortesis toracolumbar o lumbosacra, fisioterapia y el uso complemetario de andadores como asistentes durante la marcha.
  Figura 4. Resonancia magnética, cortes axiales T2, de una mujer de 60 años con  antecedentes de diabetes
  tipo 2 que manifiesta debilidad  progresiva para mantener la postura erecta. En L3 y L5, se observa una masiva
  sustitución grasa de la musculatura  erectora sin disminución del volumen del compartimento muscular.
  Figura 5. Paciente de la Figura 4. A. Resonancia  magnética que muestra una columna sana sin patología
  estructural. B. Radiografía  que revela cifosis y lordosis marcadas en bipedestación por debilidad muscular.
  Se realizó resonancia magnética  muscular de cuerpo entero. La atrofia resultó ser selectiva de la musculatura
erectora lumbar.
Discusión
Presentación clínica
  En la actualidad, no hay criterios  bien definidos para caracterizar el SEI. La mayoría de los estudios utilizan el
ángulo de inclinación anterior del  tronco de entre 15° y 45° como criterio mayor debido a una debilidad progresiva
de la musculatura paravertebral  extensora.7-9  El SEI se manifiesta  progresivamente en bipedestación o al deambular
y mejora con el decúbito.10 En algunos casos, es indoloro, aunque en la  mayoría, se asocia con dolor lumbar axial,
sobre todo cuando se asocia con la  enfermedad de Parkinson.11-13  El SEI difícilmente  se confunde con el “síndrome
de la cabeza caída” (dropped head  syndrome),  aunque ambos cuadros comparten muchas de las causas que los
originan, se presentan juntos en muy  raras ocasiones.14  Se estima que la edad  media de presentación clínica del
SEI es de 65 años, el 69% de los  pacientes tiene antecedentes de enfermedad de Parkinson y el 25%, de distonía.
Hasta el 50% tiene antecedentes  familiares de enfermedad muscular.7,12 Actualmente el SEI se manifiesta, con más
frecuencia, a causa de enfermedades  orgánicas y solo, rara vez, es secundario a una enfermedad psiquiátrica.15 La
  incidencia general del SEI es  desconocida. Solo se publicaron datos sobre su incidencia para los trastornos  del
  movimiento. La frecuencia relativa de  las miopatías primarias o secundarias es muy variable. En una cohorte de
  SEI de un centro de reumatología, el  65% sufría una distrofia muscular; el 17%, enfermedad de Parkinson; y el
  13%, miositis.16 En una cohorte de un centro de enfermedades  neuromusculares, el 25% tenía distrofia escápulohumeral
  y el 18%, miositis por cuerpos de  inclusión.14  Hay cierta evidencia  de que la distrofia escápulo-humeral
  está subestimada en el SEI.15
Etiología
No existe un consenso o una  clasificación oficial sobre el SEI. Los neurólogos prefieren dividir su  etiología en
  las originadas por alteraciones del  sistema nervioso central o periférico; por el contrario, nosotros preferimos  dividirlas
en: de origen muscular o de origen  neurológico, según su respuesta al tratamiento local o sistémico.7
SEI de origen  muscular
    
  En este subgrupo de pacientes, el SEI  se origina por debilidad de la musculatura erectora paravertebral espinal.
La insuficiencia de estos músculos  genera un desequilibrio postural por el cual el tronco se flexiona hacia  adelante.
  Al no ser una deformidad estructurada,  la postura se corrige simplemente en decúbito.
La debilidad de la musculatura  extensora puede ser un cuadro primario e idiopático, o secundario a varias  enfermedades
  que generan cambios patológicos en  toda la musculatura responsable de la extensión del tronco (Tabla 2).
  Los SEI de origen muscular pueden ser  identificados por los cambios electromiográficos, hipodensidad muscular
en la RM y cambios miopáticos en la  biopsia muscular.
Tabla 2. Causas de compromiso muscular que pueden provocar síndrome de la  espalda inclinada14,19,22-24,38
  
Muscular primario
    - Miopatía primaria  idiopática aislada de la musculatura paravertebral
    
  Es una de las causas más frecuentes en  la práctica clínica. Se manifiesta en adultos sin antecedentes de enfermedades
  neurológicas o autoinmunes, que  consultan por la dificultad de mantener la posición erecta y una progresiva
  fatiga en el transcurso del día. Los  principales hallazgos son la infiltración grasa de la musculatura paravertebral
  lumbar en los estudios por imágenes y  en la biopsia.16,17  En 1991, Laroche y  cols. publicaron, por primera vez, una
  serie de 16 pacientes (media de la  edad, 66 años) que se caracterizaba por la aparición tardía de una miopatía  limitada
  a la musculatura paravertebral. Todos  tenían en común la flexión anterior del tronco reductible en decúbito,
  infiltración grasa en la musculatura  paravertebral, según la tomografía computarizada (TC), un patrón común en la
  biopsia y antecedentes familiares. Los  autores postularon que esta cifosis lumbar adquirida se debía a una miopatía
  primaria de inicio tardío, localizada  exclusivamente en la musculatura extensora paravertebral. Desde esta primera
  publicación, esta hipótesis inicial  fue respaldada por otros investigadores17-19 y por posteriores estudios del mismo
  grupo.16 Otros autores confirman su etiología idiopática,  con un predominio en el sexo femenino y con algunos
  casos de herencia familiar.17,19,20 La debilidad muscular está  estrictamente localizada en la musculatura extensora
  paravertebral, sin otros déficits  musculares clínicamente detectables. El SEI es responsable de discapacidad y  dolor
  lumbar importantes que empeoran con el  tiempo y tienen poca respuesta al tratamiento médico y rehabilitador.20  La herramienta diagnóstica más útil  son los estudios por imágenes (TC o RM) de las secciones lumbar y dorsal de
  la musculatura paravertebral.17 La imagen típica es la musculatura paravertebral  que conserva el volumen normal,
  pero con completa sustitución grasa  (Figuras 4 y 5), a diferencia de las de etiología neurogénica por atrofia, en  las
  que el volumen del músculo disminuye,  pero la densidad del tejido muscular es normal.21 En un estudio de Ricq
  y Laroche, en el que se repite la TC a  23 pacientes a los 3.5 años, se comunica que algunos también mostraban el
  mismo patrón de infiltración grasa en  los músculos glúteo medio y supraespinoso, muslos y pantorrillas,20 y que,
  en la electromiografía, se pueden  detectar patrones miopáticos en el glúteo medio y en el deltoides,22 aunque sin
  compromiso clínico en estos grupos  musculares. En todos los estudios, la anatomía patológica de las biopsias  musculares
  muestra un grado variable de reemplazo  de las fibras musculares por tejido adiposo y fibrosis.17,19 El SEI de
  origen primario idiopático puede estar  incluido en el grupo de distrofias musculares progresivas de inicio tardío. Si
  bien varias investigaciones han  encontrado una herencia familiar, faltan estudios genéticos y moleculares para  caracterizar
  el modo de herencia, tal vez, se trate  de una enfermedad congénita.23 Tomando  todos estos datos se podría
  especular que esta miopatía de  aparición tardía y restringida a la musculatura axial podría estar vinculada a  una de
  las principales distrofias musculares,  posiblemente a uno de los subtipos de distrofias musculares de las cinturas.
Muscular secundario
El SEI puede ser un síntoma de varias  enfermedades musculares sistémicas. Las distrofias son enfermedades genéticas
  hereditarias. La distrofia muscular  fascio-escápulo-humeral es un cuadro que provoca debilidad muscular
  progresiva y que afecta principalmente  a los músculos de la cara, los hombros y los brazos. La anomalía genética
  está situada en la extremidad del  brazo largo del cromosoma 4 humano (4q35). Es uno de los muchos tipos de  distrofias
  musculares que existen y probablemente  la distrofia que más se asocie al SEI23 y, en algunos casos, es poco
  reconocida.15 Otras distrofias responsables del SEI son las  distrofias de cinturas y la distrofia miotónica de Steinert.23 El SEI puede ser secundario a miositis, como la  dermatomiositis o polimiositis, o la miositis focal o miositis
  por cuerpos de inclusión. Se puede  diagnosticar por electromiografía, valores elevados de creatincinasa en sangre
  y biopsia muscular, cuya  característica son los infiltrados perivasculares y endomisiales inflamatorios  con necrosis
  de las fibras musculares.24 Ciertos trastornos metabólicos o endocrinos, como  el hipotiroidismo y la osteomalacia
  o la miopatía por corticoides, pueden  producir un SEI secundario.18 Algunos  medicamentos relacionados con el
  SEI, a los que también se los  considera un factor desencadenante del síndrome de Pisa, son el ácido  valproico, los
  agentes anticolinérgicos y los agonistas  dopaminérgicos.25  Por último, se han  publicado dos causas excepcionales
de SEI: la miopatía amiloide y la  miopatía mitocondrial.26 
SEI de origen  neurológico
 
  Entre las enfermedades  neurodegenerativas, el SEI es más frecuente en pacientes con enfermedad de  Parkinson.7 En estos casos, su prevalencia es del  3% al 17,6%, según los diferentes autores,11,26 y estudios de series más grandes
  informan una prevalencia del 10%.27 Los factores que predisponen al SEI en pacientes  con enfermedad de Parkinson
  son: edad avanzada, sexo masculino,  compromiso temprano de la musculatura axial (distonía axial), gravedad
  del Parkinson y una latencia de  aparición >5 años del diagnóstico del Parkinson.28,29 Estudios recientes demuestran que la  mayoría de los SEI neurológicos son consecuencia de lesiones en los ganglios
  basales, responsables de coordinar los  reflejos posturales en flexión-extensión que hacen posible mantener la
  postura erecta.30 Esta función está mediada por la dopamina,  producida, en parte, por la sustancia negra. El rol de la
  dopamina es fundamental en la función  de los ganglios basales, y su alteración provoca cuadros, como la enfermedad
  de Parkinson y los síndromes Parkinson  plus que incluyen la atrofia multisistémica y la parálisis supranuclear.27 
  Una de las características de la  enfermedad de Parkinson en bipedestación es la discreta actitud en flexión del
  tronco hacia adelante relacionada con  la distonía axial del parkinsonismo.31 En el SEI, la flexión anterior es severa
  y, a veces, se relaciona con  escoliosis. El SEI en pacientes con enfermedad de Parkinson fue definido como  una
  flexión anterior del tronco >45°.7,32 Se suele manifestar en un subgrupo de  pacientes con Parkinson, en el cual la
  distonía axial es el síntoma predominante,  con activación excesiva de la musculatura abdominal. El tratamiento
  con levodopa no tiene efecto en el  SEI; sin embargo, mejora la acinesia, el temblor y la rigidez.7,23,32 La falta de
  efecto de la levodopa sobre el SEI ha  sugerido que podría tratarse de una forma específica de parkinsonismo en el
  que otras disfunciones no  dopaminérgicas de los ganglios basales podrían ser las responsables.23  Durante años, la distonía axial fue  considerada la causa del SEI en los enfermos de Parkinson.33-35 En los últimos
  tiempos, se han descrito cambios  focales miopáticos en la musculatura paraespinal de algunos pacientes con
  Parkinson, mediante electromiografía,  TC, RM y biopsia, aunque su prevalencia no está bien documentada y el
  papel exacto de estos cambios y el  desarrollo de SEI son desconocidos.32,36 Una nueva teoría sobre la desregulación
  de la capacidad de propiocepción  explicaría el mecanismo del SEI en los pacientes con Parkinson. Los cambios
  miopáticos son iguales a los de un  músculo que ha sufrido una tenotomía, en donde la tensión muscular es baja y el
  músculo recibe un estímulo de  hipercontractilidad. A diferencia de una tenotomía en donde los cambios  miopatológicos
  se deben a una desregulación del arco  reflejo polisináptico a nivel de los tendones, los cambios miopatológicos
  en el SEI del Parkinson podrían  obedecer a una desregulación de la propiocepción a nivel del sistema nervioso
  central. Este concepto fisiopatológico  es mantenido debido a que las lesiones lenticulares pueden causar el SEI y
  que la neuroestimulación del núcleo  subtalámico puede aliviar el SEI en enfermos con Parkinson, ya que devuelve
  parcialmente esa capacidad  propioceptiva. Durante la evolución del SEI, cuando el músculo es remplazado  por
  cambios crónicos de fibrosis y  sustitución grasa, la neuroestimulación del núcleo subtalámico ya no tendría  efecto
  en el músculo y, en consecuencia,  tampoco en la inclinación del tronco.37
    Aparte de la enfermedad de Parkinson,  el SEI también puede aparecer en pacientes con atrofia multisistémica37,38  y demencia de cuerpos de Lewy,39 esclerosis lateral amiotrófica, sobre todo la que  afecta inicialmente la musculatura
  respiratoria.40 En cuanto a los cuadros neurodegenerativos, se han  descrito casos aislados de SEI en pacientes
  con enfermedad de Alzheimer.30
Diagnóstico
Como la etiología del SEI es bastante heterogénea, proponemos un algoritmo diagnóstico basado en datos clínico- familiares, análisis de sangre, estudios por imágenes (TC, RM), electromiografía, biopsia muscular y, por último, estudio genético.
Examen clínico
    
  Interrogar sobre antecedentes de  enfermedades de componente genético y familiar, como las distrofias musculares,
  Parkinson (familias con alta  incidencia de mutación de genes SPARK) o enfermedades metabólicas o
  autoinmunes.
  Al principio, debe centrarse en los  signos primarios de miopatías o trastornos del movimiento, como la enfermedad
  de Parkinson o las distonías. En el  caso de las miositis, el músculo afectado puede ser asimétrico y tener signos
  inflamatorios. Se debe medir el grado  de la inclinación del tronco con goniómetro, ya que esta puede variar con el
  tiempo y verificar que la inclinación  no sea fija.41  La evolución del SEI  puede también orientar hacia su etiología:
  las inflamatorias muestran un curso  más rápido de semanas, en tanto que las primarias miopáticas progresan  lentamente,
  en meses o años. Es importante  documentar aspectos, como patologías de columna, consumo de medicación
  (neurolépticos), dolor lumbar y uso de  soportes de la marcha (bastón, caminador, carrito de la compra, etc.).
Análisis de sangre
    
  Hay una serie de parámetros  bioquímicos que pueden orientar sobre la etiología del SEI, entre ellos, los  reactantes
  de fase aguda (proteína C reactiva,  eritrosedimentación) y la creatincinasa para las inflamatorias o autoinmunes,  el
  metabolismo fosfocálcico, vitamina D,  hormonas tiroideas, lactato y piruvato para las endocrino-metabólicas.7,12,23
Estudio  neurofisiológico
  La electromiografía es una herramienta  muy útil para el diagnóstico del SEI. Según su causa, la electromiografía
  puede ser normal, neurogénica o  miopática. La elección de los grupos musculares por estudiar dependerá del
  examen físico. Puede comprender la  musculatura dorsal y ventral del tronco (paravertebrales y los rectos  abdominales)
  en pacientes con trastornos del  movimiento. Cuando se sospecha una miopatía se deberá estudiar también la
musculatura proximal y distal de los  miembros.
En los ancianos, el patrón neurogénico  y la actividad espontánea no son necesariamente patológicos.42 Las unidades
motoras de la musculatura  paravertebral difieren de la de los miembros en que estas tienen menor amplitud
y duración.19 Un patrón miogénico también puede detectarse en  los pacientes con enfermedad de Parkinson.8
Diagnóstico por  imágenes
 
  La TC o la RM cerebrales pueden  mostrar signos de atrofia, calcificaciones de los ganglios basales, lesiones
  lenticulares o anomalías del tronco.11 En los casos de distrofia o de miopatía selectiva  idiopática, la RM de la musculatura
  paravertebral puede detectar rasgos de  una miopatía circunscrita, como grados variables de atrofia y de
  sustitución grasa de la musculatura  erectora (Figura 4).43  Los cambios agudos  musculares que produzcan edema
  se pueden observar en la secuencia  STIR de la RM, como en el caso de las miositis. En pacientes con enfermedad
  de Parkinson, los hallazgos pueden  variar desde cambios agudos con edema y tumefacción de la musculatura  paravertebral,
  el cuadrado lumbar y el psoas, en los  primeros 31 meses,36,44  hasta los más  habituales hallazgos tardíos
  crónicos de degeneración y sustitución  grasa.18,45,46 Una desventaja de la  RM muscular es su falta de especificidad.
  Ante el hallazgo de hiperintensidades  en el STIR muscular, se debería indicar una biopsia muscular con el objetivo
  de diferenciar la miositis de un  trauma, desnervación u otras causas de enfermedades musculares.45
Biopsia muscular 
  La indicación más frecuente de biopsia  muscular en el SEI sirve para identificar o excluir miositis. La biopsia de
  la musculatura paraespinal no se puede  remplazar tomando una muestra de cualquier otro grupo muscular; por ello,
  se aconseja la guía previa mediante  estudios por imágenes (RM, TC, ecografía). Se debe tener precaución para no
  tomar la muestra en el mismo sitio  donde se realizó la electromiografía, ya que los trayectos de la aguja podrían
  imitar cambios inflamatorios. En la  Tabla 2, se enumera el espectro de cuadros por considerar.
  En pacientes con enfermedad de  Parkinson, la biopsia muscular muestra un patrón constante compuesto por
  cambios miopáticos con hipertrofia de  las fibras tipo 1, pérdida de las fibras tipo 2, pérdida de la actividad  oxidativa
  enzimática y una fina capa granular de  la ácido-fosfatasa reactiva a las lesiones.44 También se observa una variable
  extensión de fibrosis del endomisio y  degeneración grasa que parece correlacionarse con la duración del SEI.32
Tratamiento
El tratamiento del SEI dependerá principalmente de su etiología.
Tratamiento del SEI en pacientes con enfermedad de Parkinson
En la mayoría de los pacientes, la  levodopa no mejora la clínica de SEI,7,32 a excepción de los pacientes con
  distonía on-off y los que tienen fluctuaciones de fin  de dosis.46  Optimizar la terapia  de la enfermedad de Parkinson
  puede mejorar el SEI, como se  describió con la infusión continua de apomorfina a cinco pacientes con un  seguimiento
  de tres años.47
  Algunos pacientes con distonía de la  musculatura abdominal podrían beneficiarse parcialmente de la inyección
  de toxina botulínica en los músculos  rectos abdominales, oblicuo externo y psoas ilíaco.7,48,49
  Se ha demostrado que la  neuroestimulación bilateral del núcleo subtalámico mejora los principales  síntomas del
  Parkinson.46,50 Sin embargo, la neuroestimulación ha  demostrado ser eficaz en el SEI secundario al Parkinson, si se
  efectúa dentro de los primeros 1.5  años del inicio de los síntomas de la inclinación del tronco. Entre los 17  meses
  y los 3 años, los resultados son  ambiguos y, a partir de los 40 meses, ningún paciente ha mejorado, posiblemente
porque, en la musculatura, ya se han  instaurado los cambios crónicos atróficos y de sustitución grasa.37,51
Tratamiento quirúrgico del SEI en pacientes con Parkinson
  La mayoría de los casos publicados de  SEI tratados con cirugía son de pacientes con enfermedad de Parkinson.
  La alta tasa de complicaciones en  estos pacientes parecería estar relacionada con su alta susceptibilidad a
  la osteoporosis.33 Los pacientes con Parkinson son una población de  alto riesgo quirúrgico, tienen una tasa de complicaciones médicas del 30%, de  complicaciones quirúrgicas del 52% y una tasa de revisión quirúrgica del
  35%.34 Los procedimientos quirúrgicos sobre la columna en  pacientes con Parkinson aumentan el riesgo de desarrollar
  un SEI, inclusive el riesgo de producir  una inestabilidad, sobre todo, a nivel adyacente, es más alto en los
  procedimientos menores.9
Tratamiento del SEI de origen distónico
Hay algunos casos publicados que han  mejorado con tratamiento médico único de levodopa50 o en combinación
  con tetrabenazina, pimozida o agentes  anticolinérgicos.51  Los pacientes con una  distonía aislada de la musculatura
  abdominal podrían beneficiarse con las  inyecciones de toxina botulínica en los rectos abdominales y en el oblicuo
  externo.49 Como última alternativa, la estimulación cerebral  profunda del globo pálido interno resultó eficaz en este
subgrupo de pacientes con SEI por una  distonía primaria.52
Tratamiento del SEI en pacientes con miopatías inflamatorias y  miopatías primarias
  En el caso de las miopatías inflamatorias  o las polineuropatías desmielinizantes, la elección de tratamiento  inmunosupresor
  dependerá del cuadro específico y de  su estadio.
  Para los pacientes con miositis focal,  el tratamiento con corticoides por vía endovenosa será suficiente.45,53 En casos
  secundarios a polimiositis o  dermatomiositis, la combinación de corticoides e inmunosupresores (metotrexato,
  azatioprina, ciclosporina) deberá  estar sujeta a la actividad de la propia enfermedad.10 Una excepción es la miositis
  por cuerpos de inclusión, para la cual  el tratamiento inmunosupresor y las inmunoglobulinas son ineficaces, por lo
  que el enfoque terapéutico se deberá  centrar en la fisioterapia.54
Tratamiento del SEI con ortesis
  Independientemente de la causa del  SEI, los pacientes se pueden beneficiar de una ortesis para corregir la  inclinación
  del tronco y el dolor lumbar. En un  estudio prospectivo de Sèze y cols. en el que se utilizó una ortesis de
  distracción anterior toracopelviana,  el SEI tuvo una mejoría radiográfica y clínica significativa.55 Los caminadores
  con ruedas o el apoyo en el carro de  la compra pueden ser un material de soporte efectivo para mejorar la habilidad
  para caminar y reducir también el  dolor lumbar.56,57
Conclusión
El pronóstico del SEI, cualquiera sea su causa, es pobre, los síntomas suelen progresar hasta afectar la bipedestación de manera irreversible.
Conflicto de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
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