ACTUALIZACIÓN
Doble compresión del nervio mediano en el brazo. Revisión crítica de la bibliografía
Ignacio Rellán, Mariana Bendersky, Ezequiel E. Zaidenberg, Agustín G. Donndorff, Gerardo L. Gallucci, Pablo De Carli, Jorge G. Boretto
Sector de Cirugía de Mano y Miembro  Superior, Instituto de Ortopedia y Traumatología “Dr. Prof. Carlos E.  Ottolenghi”, 
    Hospital Italiano de Buenos Aires,  Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
          Dr. Ignacio  Rellán • ignacio.rellan@hospitalitaliano.org.ar https://orcid.org/0000-0002-6846-0682
    ORCID de M.  Bendersky: http://orcid.org/0000-0002-8945-9920
    ORCID de E. E.  Zaidenberg: http://orcid.org/0000-0002-1535-0586
    ORCID de A. G.  Donndorff: http://orcid.org/0000-0002-6384-4820
    ORCID de G. L.  Gallucci: http://orcid.org/0000-0002-0612-320X
    ORCID de P. De  Carli: http://orcid.org/0000-0002-9474-8129
ORCID de J. G.  Boretto: http://orcid.org/0000-0001-7701-3852 
http://dx.doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2019.84.4.937
  Recibido el  4-1-2019. 
Aceptado luego de la evaluación el 11-5-2019 
Resumen
La compresión mecánica de un nervio periférico en dos sitios diferentes a lo largo de su trayecto se define como síndrome de doble compresión. Esta enfermedad se basa en la teoría de la mayor susceptibilidad que tendría un nervio a nivel distal cuando este también se encuentra comprimido, en forma asintomática, a nivel proximal, debido a una alteración en el flujo axonal. Si bien la descompresión del túnel carpiano es una cirugía con resultados previsibles, hay pacientes operados por síndrome del túnel carpiano que no mejoran después de una cirugía, como cabría esperar. Si se excluye de este análisis a las comorbilidades, como diabetes, casos avanzados con atrofia muscular o descompresiones insuficientes, muchos de estos fracasos terapéuticos podrían estar fundamentados por el escaso diagnóstico de un segundo sitio de compresión concomitante. No obstante, existe gran controversia alrededor del síndrome de doble compresión que involucra no solo a su existencia, sino también a su incidencia y fisiopatología. El objetivo de esta publicación es presentar una revisión bibliográfica crítica del síndrome de doble compresión centrada en el compromiso del nervio mediano tanto en la muñeca como en el codo.
Palabras clave: Túnel carpiano; Nervio mediano; Síndrome del pronador redondo.
Abstract
Double crush syndrome of the median nerve in the arm: A critical review of the literature
Double crush syndrome is the mechanical compression of a peripheral nerve at two different sites and is based on the hypothesis that a nerve that has been compressed at a distal site is especially susceptible to also be compressed, asymptomatically, at a more proximal site. While carpal tunnel release is a surgical procedure with predictable results, some patients do not improve as expected after surgery. If comorbidities such as diabetes, advanced cases presenting with muscle atrophy or incomplete decompressions are excluded from the analysis, many of these treatment failures could be explained by a second concomitant compression site, which is often underdiagnosed. The very existence of double crush syndrome is highly questioned, but also its incidence and pathophysiology. The objective of our paper is to perform a critical review of the literature available on double crush syndrome involving mainly the median nerve in the wrist and the elbow.
Keywords: Carpal tunnel; Median nerve; Pronator teres syndrome.
Introducción
 En su recorrido desde la columna hasta  la mano, el nervio mediano (NM) puede ser comprimido a nivel del túnel
  carpiano (síndrome del túnel carpiano  [STC]), a nivel del codo (síndrome del pronador redondo [SPR]), a nivel
  del opérculo torácico (síndrome del  desfiladero torácico) o a nivel cervical (radiculopatía cervical). A diferencia
  del STC donde el sitio anatómico de la  compresión es constante, la bibliografía atribuye la compresión del NM en
  el codo a diversas estructuras  anatómicas, como la fascia profunda del músculo pronador redondo, una inserción
  profunda hipertrófica del mismo  músculo, la arcada del flexor superficial de los dedos o al lacertus fibroso  del
  bíceps.1,2 En la bibliografía, se utiliza la  expresión SPR, en forma genérica, para referirse a la compresión del NM
  en el codo.
  
En 1973, Upton y McComas introdujeron,  por primera vez, el término síndrome de doble compresión (SDC)
  para definir la compresión mecánica de  un nervio periférico en dos sitios diferentes, a lo largo de su trayecto. En
  esa investigación, además, se describió,  por primera vez, la mayor susceptibilidad que tiene un nervio a nivel distal
  cuando este también está comprimido,  en forma asintomática, a nivel proximal, y se argumentó que podría deberse
  a una alteración en el flujo axonal.
  Posteriormente, un grupo japonés llevó  a cabo un estudio experimental en nervios ciáticos de perros a los que
  dividió en dos grupos. Al primero, le  realizaron una sola compresión nerviosa y, al segundo, dos compresiones
  en dos localizaciones diferentes. Se  demostró que la disminución de la velocidad de conducción era mayor en el
  grupo de doble compresión. Los  estudios anatomopatológicos de dichos nervios revelaron una disminución en
  las fibras de mielina y degeneración  axonal en la porción distal a las compresiones, la cual fue mucho más notoria
  en la porción distal de los nervios  sometidos a doble compresión. A su vez, comunicaron que la pérdida de la
  función tras una doble compresión era  superior a la suma de los déficits producidos después de cada lesión por
  separado y concluyeron en que una  alteración en el transporte axonal generaría un aumento en la susceptibilidad
  de los axones distales a compresiones  externas.3  El concepto de  sumatoria de lesiones también fue estudiado por
  Dellon y Mackinnon,4 en otro modelo animal. Estos autores también  llegaron a la conclusión de que la existencia
  de dos sitios de compresión nerviosa  resultará en una peor función en comparación con una sola compresión
  nerviosa.
  
  Sin embargo, estas conclusiones siguen  siendo fuente de debate dentro de la comunidad científica.5 La falta de
  consenso se limita no solo a la  existencia o no del SDC, sino también a su incidencia6-8 e incluso al mecanismo
  fisiopatológico a través del cual se  produce. En un estudio tipo Delphi,9 un panel de expertos concluyó en que hay
  cuatro mecanismos altamente  plausibles: alteración en el transporte axonal, neuroma en continuidad,  alteraciones
  en la regulación de los canales  iónicos e inflamación del ganglio de la raíz dorsal. A pesar de que diversos estudios
  en animales comprobaron que la  compresión nerviosa altera el flujo axonal, ninguno ha podido demostrar que la
  compresión simultánea en dos sitios  diferentes genera un mecanismo fisiopatológico distinto.
  Lejos de finalizar allí, la  controversia se extiende incluso a si la expresión SDC es la forma más correcta  de definir
  a la compresión de un nervio  periférico en dos sitios simultáneamente.10-12
  
  El objetivo de esta publicación es  realizar una revisión bibliográfica crítica del SDC centrada en el compromiso
  del NM tanto en la muñeca como en el  codo.
  
Anatomía aplicada
El NM está constituido por las cinco raíces nerviosas que forman parte del plexo braquial: C5, C6, C7, C8 y T1. Excepto una rama inconstante al pronador redondo, el NM no emite ramas proximales al codo. Allí pasa por debajo del lacertus fibroso y entre ambas inserciones del músculo pronador redondo para luego profundizarse debajo de la arcada fibrosa formada por el flexor superficial de los dedos. Luego de emitir la rama interósea anterior, a 4-10 cm proximal al pliegue de flexión de la muñeca, nace la rama cutáneo-palmar del NM.13 Esta suele nacer de sus caras volar y radial, y sigue su trayecto entre los tendones del palmar mayor y el palmar menor para inervar sensitivamente la piel de la región tenar. Luego, el NM ingresa en el túnel carpiano. El techo de este túnel está conformado por el retináculo flexor que se inserta en el escafoides, el trapecio, el piramidal y el ganchoso. Junto al NM, nueve estructuras más pasan a través de este túnel: el tendón del flexor largo del pulgar, cuatro flexores superficiales y los cuatro flexores profundos de los dedos. En su borde distal, el NM da su rama recurrente motora que inerva a los músculos abductor corto, vientre superficial del flexor corto y oponente del pulgar. A pesar de que existen múltiples variantes anatómicas descritas, las tres más relevantes según su frecuencia son: extraligamentaria (46-90%), subligamentaria (31%) y transligamentaria (23%). Posteriormente, el NM se divide y forma las ramas digitales que darán sensibilidad a los tres primeros dedos y al borde radial del dedo anular.
Electromiografía14
Los objetivos de la electromiografía  ante la sospecha de STC son los siguientes:
  1. Demostrar el compromiso del NM a  nivel del túnel carpiano.
  
  2. Excluir la neuropatía a nivel del  codo, el plexo braquial o de C6 y C7.
  
  3. Descartar una neuropatía  coexistente al demostrar una afectación desproporcionada del NM en la muñeca,  con
  valores por encima de los esperados,  en un paciente con una neuropatía compresiva.
Sin embargo, un paciente con una  compresión periférica simple puede, en algunos casos, tener valores de  conducción
  muy por encima de lo esperable en un  paciente con STC clásico, y confundir al médico evaluador. La
  clave para descartar una neuropatía  coexistente está en evaluar los valores de conducción del nervio cubital (NC)
  o el nervio radial, y compararlos con  los del NM. Un compromiso similar en cuanto a gravedad de estos nervios
  obligaría a inclinarse a favor del  diagnóstico de neuropatía y descartar la compresión periférica, ya que las  polineuropatías
  afectan, con más frecuencia, a los  nervios de mayor longitud. Un segundo diagnóstico diferencial por
  considerar (aunque mucho menos  frecuente) es una neuropatía autoinmune exclusiva del NM, aunque por  definición,
  en esos casos, el bloqueo de la  conducción debe estar en un sitio al azar diferente de los sitios de compresión
  habituales que presenta el NM.
  
  Desde el punto de vista  fisiopatológico, la compresión del NM produce desmielinización que puede estar  asociada
  a pérdida axonal según la gravedad del  cuadro. En la electromiografía, esta desmielinización se traducirá en un
  enlentecimiento de las latencias  motoras y sensitivas. Sin embargo, estas latencias están conservadas en el  10-25%
  de los pacientes. En este grupo, es  imperativo recurrir a la comparación de los valores del NM con otro nervio del
  miembro superior (por lo general, el  NC), o con el NM contralateral.
  Los estudios comparativos más comunes  entre el NM y el NC son:
  • Comparación de la latencia mixta muñeca-mano
  
  • Comparación de la latencia sensitiva  muñeca-pulpejo en los cuatro dedos largos
  • Comparación de la latencia motora  entre el 2.° lumbrical (mediano) y el músculo interóseo o el 4.° lumbrical
  (cubital)
El médico debe ser extremadamente  meticuloso con todos los aspectos técnicos de estos estudios, como la
  idéntica distancia y el  posicionamiento entre el electrodo estimulante y el receptor, al igual que la  magnitud de la
  estimulación, a fin de poder crear un  marco “ideal” donde la única variable en los registros entre el NM y el NC
  sea el paso del primero a través del  túnel carpiano.
  La eficacia diagnóstica de la  electromiografía aumenta desde aproximadamente el 75% usando estudios motores
  y sensitivos de rutina para evaluar  exclusivamente al NM hasta alrededor del 95% utilizando las técnicas  comparativas
  entre ambos nervios antes descritas.
  El músculo clave por evaluar en el STC  es el abductor corto del pulgar, debido a su inervación exclusiva por el
  NM. Este suele arrojar resultados  normales en estadios iniciales y alterados en estadios intermedios-avanzados
  donde la pérdida axonal resultará en  una desnervación y reinervación.
  Si el registro del abductor corto del  pulgar es anormal, se deben evaluar los músculos proximales inervados
  por el NM y, al menos, otros dos  músculos no “medianos” inervados por la raíz C8-T1 (tronco primario inferior).
  Asimismo, se deben estudiar los  músculos inervados por la raíz C6-C7 para excluir una radiculopatía cervical.  El
  pronador redondo y el palmar mayor son  músculos muy útiles en este contexto, porque ambos se pueden utilizar
  como músculos medianos proximales al  túnel carpiano y como músculos inervados por C6-C7 (ya que los músculos
  distales inervados por el NM son a  expensas de las raíces C8-T1).
  ¿Qué diferencia existe en el abordaje  electromiográfico antes detallado para el estudio del STC con la  electromiografía
  para el estudio del SPR? Aquí la clave  consiste en estudiar varios músculos proximales a la muñeca
  inervados por el NM (pronador redondo,  palmar mayor, flexor superficial de los dedos, flexor profundo del 2.º y 3.º
  dedos, pronador cuadrado o flexor  largo del pulgar). Si alguno arroja resultados patológicos, entonces, la  compresión
  estaría situada proximal al túnel  carpiano. En el SPR, las anomalías electromiográficas son más frecuentes en
  el flexor largo del pulgar y el flexor  profundo del 2.º y 3.º dedos y, con menos frecuencia, en el flexor superficial  de
  los dedos y, solo en raras ocasiones,  en el pronador redondo, porque el sitio de compresión ocurre, más a menudo,
  distalmente a su inervación.
  
  Si la valoración electromiográfica de  cualquiera de los músculos proximales inervados por el NM resulta patológica,
  es imperativo evaluar otros músculos  inervados por los mismos miotomas, pero a través de diferentes
  ramas del NM para excluir una lesión  más proximal del plexo braquial o de las raíces nerviosas cervicales. Como
  mínimo, se debe registrar un músculo  inervado por C6-C7 no mediano (p. ej., tríceps) y un músculo no mediano
  inervado por C8-T1 (p. ej., primer interóseo  dorsal). Por otra parte, las fibras C8 y especialmente T1 que forman el
  tronco inferior suelen estar afectadas  en el síndrome del opérculo torácico. En los estudios de conducción nerviosa
  sensitiva, la conducción del NC y de  nervio antebraquial cutáneo medial es anormal, pero la del NM es normal, ya
  que sus fibras sensitivas derivan de  los troncos primarios superior y medio del plexo braquial. En cambio, en los
  estudios de conducción motora, los  músculos tenares inervados por el NM (como el abductor del pulgar) están más
  afectados que los hipotenares, por el  gran aporte que tiene T1 para estas ramas motoras.
En 2007, la American Academy of  Orthopedic Surgeons (AAOS) publicó una serie de recomendaciones sobre el
  STC.15 Entre ellas, la recomendación 3.2 sugiere que la  electromiografía en el contexto del STC debería, al menos,
  evaluar:
  
  • La conducción sensitiva del NM con  latencia distal en comparación con el NC o nervio radial.
  
  • La conducción nerviosa motora del NM  en la mayoría de los pacientes.
  
  • La ubicación de los electrodos a  discreción del médico.
De las consideraciones técnicas antes detalladas y las recomendaciones de la AAOS se puede deducir que no existe una única manera de realizar una electromiografía y resulta evidente por qué este estudio depende mucho del operador.
Revisión crítica de la bibliografía
El STC se caracteriza, en sus estadios  iniciales, por parestesias y dolor nocturno en el territorio mediano.
  Conforme dicha compresión se vuelve  crónica, se agrega a la sintomatología atrofia de la musculatura tenar con
  su consecuente pérdida de fuerza y parestesias  permanentes. Los pacientes con SPR típicamente tienen dolor en
  la cara anterior del antebrazo y un  resultado positivo para las maniobras que reproducen sus síntomas, como la
  compresión externa a nivel del  pronador redondo y pronación contrarresistencia, que indican una compresión
  dinámica del NM en su paso por ambas  inserciones del músculo pronador redondo. La maniobra de supinación
  y flexión de codo contrarresistencia,  y la compresión externa sobre el lacertus fibroso llevarían a pensar en esta
  estructura como la causa de la  compresión.16  Sumado a esto, la  flexión del dedo mayor contrarresistencia indica
  una posible compresión del NM en su  paso por debajo de la arcada fibrosa proximal de este músculo. Dos síntomas
  clínicos colaboran para diferenciar el  SPR del STC. Las parestesias en el SPR involucran a la región tenar
  que está inervada por la rama  cutáneo-palmar del NM, la cual tiene su origen proximal a la muñeca, como ya
  se describió. En segundo lugar, el SPR  no suele provocar síntomas nocturnos tan característicos de los estadios
  iniciales del STC.17,18
  
  Si bien el rol de los estudios  complementarios y, en especial, de la electromiografía en el diagnóstico del  STC
  está bastante consensuado, no ocurre  lo mismo con el SPR. El deficiente rol de la electromiografía en el diagnóstico
  del SPR radica en el hecho de que un  nervio puede ser comprimido y causar síntomas distales al nivel de
  compresión debido a los cambios en el  transporte axonal y la circulación intraneural,19 pero los niveles de presión
  son demasiado bajos para causar lesión  axonal20  y, por lo tanto, no  hay cambios visibles en la electromiografía.
  Además, los estudios  electrofisiológicos tampoco han logrado demostrar una característica particular  en el SDC.21  A partir de su naturaleza no invasiva  y económica, la ecografía se utiliza cada vez más para estudiar las  compresiones
  nerviosas periféricas sumando la  posibilidad de aportar información adicional sobre la posible causa de la
  compresión.22,23 Sin embargo, sus desventajas son la  escasa bibliografía específica disponible y su carácter dependiente
  del operador. A pesar de todo esto, la  tendencia de la ecografía como método diagnóstico es complementar
  los estudios electrofisiológicos en  lugar de reemplazarlos.24  Con el desarrollo de  la tecnología, también se propuso
  a la resonancia magnética para evaluar  compresiones nerviosas periféricas. Sin embargo, las imágenes suelen ser
  patológicas recién en estadios  avanzados cuando la degeneración axonal ya es evidente,25 esto limita su rol al estudio
  de la columna o a compresiones  secundarias a una tumoración.
  
  Si bien la descompresión del túnel  carpiano (en cualquiera de sus variantes técnicas) es una cirugía con  resultados
  previsibles, hay pacientes operados  por STC que no tienen la mejoría esperable después de la cirugía.8,26-29  Si se excluye de este análisis a las  comorbilidades, como la diabetes, los casos avanzados con atrofia muscular o
  descompresiones insuficientes, muchos  de estos fracasos terapéuticos podrían estar fundamentados por los pocos
  diagnósticos de un SPR concomitante.  En una serie retrospectiva de 39 pacientes intervenidos por SPR, Hartz y
  cols.29 reportaron que tres de ellos habían sido operados  inicialmente por STC. En otro estudio similar, Olehnik y
  cols.28 comunicaron que la mitad de su serie de 36  pacientes había sido inicialmente tratada con cirugía por STC.
  Mujadzic y cols.27 reportaron una serie de 61 pacientes sometidos a  descompresión simultánea del NM a nivel de
  la muñeca y la cara anterior del codo  por coexistencia de STC y SPR. De este grupo, 39 tuvieron una remisión
  completa de los síntomas; 13, solo una  mejoría parcial, a cinco de ellos luego se les diagnosticó un síndrome del
  desfiladero torácico y tres casos con  radiculopatía cervical. Algo interesante comunicado en esta publicación es
  que lograron confirmar la compresión  del NM en el codo durante la cirugía, en 55 de los 61 casos. De ellos, la
  causa de la compresión fue la banda  fibrosa de la inserción profunda del pronador redondo (41 casos), la misma
  banda, pero en presencia de una  agenesia de la inserción profunda del pronador redondo (12 casos), una  inserción superficial hipertrófica del pronador  (también en un cuadro de agenesia del vientre muscular profundo) (2 casos),
    la arcada del flexor superficial de  los dedos (11 casos), el lacertus fibroso (7 casos) y el ligamento de Struthers
    (2 casos).
    
    En otra serie retrospectiva reciente,  Luangjarmekorn y cols.30  estudiaron el  resultado del tratamiento de pacientes
    con una descompresión del túnel  carpiano fallida en quienes se sospechaba un SPR. A un grupo de
    20 pacientes se lo sometió a una  revisión de la descompresión del túnel carpiano asociada a una liberación del
    NM a nivel del codo y se lo comparó  con otro subgrupo de cinco pacientes en quienes solo se realizó la liberación
    del NM en la muñeca. En el grupo con  doble descompresión, el dolor mejoró un 60% y las parestesias, un 55%.
    Los hallazgos quirúrgicos más  importantes fueron una inserción profunda hipertrófica del pronador en un 90%
    y una compresión del lacertus fibroso  del bíceps en un 50%. El segundo grupo sometido solo revisión del túnel
    carpiano no mejoró. Cabe destacar la  presencia de una neoformación del ligamento transverso del carpo en 20 de
    los 25 pacientes que participaron del  estudio. Los autores concluyeron en que la revisión del STC asociada a una
    descompresión del NM en pacientes con  clínica de compresión proximal logra mejores resultados que la descompresión
    aislada del túnel.
    Hsiao y cols.31 publicaron una serie retrospectiva de 344  pacientes con STC, en 21 de ellos se identificó una
    doble compresión. Luego de  descomprimir el NM en ambos sitios, la remisión de los síntomas fue completa en
    15 casos.
    
  Si bien el término SDC se usa desde  hace casi cinco décadas, recientemente, comenzó a ser cuestionado bajo los
    argumentos de que esta definición se  centraba exclusivamente en la compresión mecánica y excluía otros cuadros
    médicos o farmacológicos que también  podrían contribuir a este “aumento de susceptibilidad”, entonces, se propuso
    la expresión “neuropatía multifocal”,10 que también es fuente de debate.11 
Conclusiones
Dejando de lado las controversias, el  concepto de la doble compresión es importante, porque obliga al cirujano
  a tomar una perspectiva global del  paciente y a no focalizarse solo en el sitio anatómico donde se comprime con
  más frecuencia. El SDC no es solo un  síndrome de compresión nerviosa. Puede ser secundario a diferentes enfermedades
  metabólicas o sistémicas, como  diabetes, patologías infecciosas, hipotiroidismo, deficiencias vitamínicas
  o alcoholismo, las cuales alteran la  fisiología nerviosa y aumentan la susceptibilidad a compresiones en los nervios
  periféricos.32  
  Los pacientes que llegan a la consulta  y refieren parestesias en la mano deberían ser abordados con una mentalidad
  abierta y global que nos permita  detectar aquellos casos con cuadros complejos, multifactoriales, diferentes de
  un STC convencional. Un detallado  interrogatorio asociado a un examen físico sistemático, minucioso y ordenado
  “a la vieja escuela” nos permitirá  formular los diagnósticos presuntivos que deberían guiar la posterior solicitud
  de estudios complementarios. Aunque el  diagnóstico del STC es de base clínica, la electromiografía tiene su lugar
  en el estudio de pacientes con  diagnóstico presuntivo de SDC dando un aporte legal, excluyendo otro tipo de
  neuropatías y colaborando para  confirmar o excluir otros sitios de compresión. Como este estudio es  dependiente
  del operador, creemos que es  fundamental una comunicación cirujano-electromiografista, a fin de jerarquizar  la
  información que este estudio puede  aportarnos.
  Cuando el diagnóstico de un segundo  sitio de compresión sea poco claro, nuestra conducta coincide con lo propuesto
  por otros autores en cuanto a descomprimir,  en primera instancia, el túnel carpiano, luego de aclararle al
  paciente que si la mejoría no resulta  ser la esperable, será necesaria una nueva intervención para liberar el segundo
  sitio de compresión.
  Concluimos, por lo tanto, en que el  SDC no solo involucra la compresión mecánica de un nervio periférico en
  dos sitios diferentes. El segundo  componente puede, en algunos casos, estar asociado a una causa endocrina o
  farmacológica.
  Una historia clínica completa, un  examen físico exhaustivo y sistemático asociados a estudios complementarios
  solicitados con criterio constituyen  la pirámide fundamental a partir de la cual tratar a estos pacientes.
Conflicto de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
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