INVESTIGACIÓN CLÍNICA
Complicaciones tempranas en los primeros 50 casos de cirugía mínimamente invasiva lateral a la columna lumbar
Juan J. Gottlieb, Horacio Resano
Sección Patología de Columna  Vertebral, Hospital Sirio Libanés, ECICARO, Ciudad Autónoma de Buenos Aires,  Argentina
Dr. Juan J.  Gottlieb • juangottlieb@hotmail.com http://orcid.org/0000-0001-8728-9801
ORCID de H.  Resano: http://orcid.org/0000-0002-2772-803X
https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2020.85.1.970
 Recibido el  22-3-2019. 
Aceptado luego de la evaluación el 12-8-2019 
Resumen
Introducción: Las técnicas mínimamente invasivas intentan mejorar la morbilidad posoperatoria en las fusiones lumbares. Esta limitación en el abordaje quirúrgico y la potencial falta de visión del campo operatorio no estarían exentas de complicaciones. El objetivo de este estudio fue analizar nuestra tasa de complicaciones tempranas posoperatorias, en pacientes sometidos a un abordaje mínimamente invasivo lateral, valorando las complicaciones en relación con nuestra curva de aprendizaje. Materiales y Métodos: Estudio retrospectivo de 50 pacientes operados con técnica de artrodesis intersomática por vía lateral retroperitoneal mínimamente invasiva, entre septiembre de 2015 y abril de 2018. Los parámetros incluidos fueron: demográficos, radiológicos, quirúrgicos y todas las complicaciones tempranas. Resultados: Se colocaron 76 cajas: 5 en L1-L2, 33 en L2-L3, 34 en L3-L4 y 4 en L4-L5. A 25 de los 50 pacientes se les realizó un solo nivel de fusión; a 24, dos niveles y a uno, tres niveles. Se detectaron 21 complicaciones (4 mayores y 17 menores). El tiempo quirúrgico más prolongado (90 min) y la tasa más alta de complicaciones correspondieron a los casos 1-16 (12 pacientes), luego estas cifras disminuyeron proporcionalmente en los siguientes casos hasta llegar a un mínimo de tres complicaciones en los casos 34-50. Conclusiones: Las mayores complicaciones ocurrieron en la vía de abordaje, pero disminuyeron progresivamente, a medida que crecía la experiencia del cirujano y se acortaba el tiempo quirúrgico.
Palabras clave: Abordaje lateral lumbar; Técnica XLIF; Complicaciones.
Nivel de Evidencia: IV
Abstract
Early complications of the minimally invasive lateral lumbar spine surgery: a 50-case series
Introduction: Minimally invasive spine surgeries (MISS) are designed to improve postoperative morbidity in lumbar fusion procedures. Their limited surgical exposure and potentially poor visualization of the operative field are not without complications. The purpose of our study was to analyze our early postoperative complication rate in the first 50 patients that underwent a lateral MISS approach, evaluating these procedures in relation to our learning curve. Materials and Methods: We conducted a retrospective study in 50 patients that underwent lateral retroperitoneal interbody fusion using a MISS technique between September 2015 and April 2018. The assessed parameters were: demographic, radiological and surgical data, and all the early complications encountered. Results: A total of 76 cages were used: 5 at L1-L2 level; 33 at L2-L3 level; 34 at L3-L4 level; and 4 at L4-L5 level. Out of the 50 patients, 25 underwent fusion only at 1 level, 24 underwent fusion at 2 levels, and 1 underwent fusion at 3 levels. A total of 21 complications were encountered: 4 major complications, and 17 minor complications. The longest surgical time (90 minutes) and the highest complication rate were observed within cases 1-16 (12 patients). Thereafter, these parameters proportionately decreased until they reached a minimum of 3 complications within cases 34-50. Conclusions: The main complications occurred in the surgical access, and their incidence decreased as the surgeon’s experience increased and as the surgical time shortened.
Key words: Lumbar lateral approach; XLIF; Complications.
Level of Evidence: IV
Introducción
 Se ha descrito a la fusión lumbar como  una exitosa técnica quirúrgica para el tratamiento de múltiples patologías
  espinales (discopatías degenerativas,  trauma, tumores, etc.) y como la indicación estándar para varias de ellas.
  La fusión posterolateral a cielo  abierto sigue siendo el tratamiento de elección en la cirugía de columna, pero
  la gran pérdida de sangre, el dolor  lumbar posoperatorio y cierta dificultad quirúrgica motivaron el desarrollo de
  nuevos métodos para la fijación  intersomática, que disminuyeran la disrupción de la musculatura espinal en los
  abordajes y, por ende, el dolor y la  morbilidad posoperatorios.
  
  Se han comunicado numerosas técnicas  mínimamente invasivas con el objetivo de limitar la exposición quirúrgica,
  disminuir la pérdida de sangre y la  estancia hospitalaria, y mejorar la morbilidad posoperatoria. Esta limitación
  en el abordaje quirúrgico y la  potencial falta de visión del campo operatorio no estarían exentas de  complicaciones.
  Unas de estas técnicas mínimamente  invasivas que se ha popularizado en los últimos anos es la fusión intersomática
  lateral retroperitoneal por vía  transpsoas, desarrollada por el doctor Pimenta,1 de Brasil, y publicada en 2006.
  Este abordaje lateral permite realizar  una discectomía dejando intactos los ligamentos vertebral común anterior y
  posterior, proporcionando más  estabilidad y un mayor índice de contacto caja-hueso que favorece la fusión.  Otro
  beneficio del método es realizar  correcciones secuenciales coronales y, a veces, sagitales en ciertas  deformidades
  del adulto. Pero así como ofrece  grandes ventajas, existirían potenciales riesgos de comprometer estructuras  vecinas
  al cuerpo vertebral.
  
  En la bibliografía internacional, se  ha publicado una limitada cantidad de estudios que informen sobre las  complicaciones
  tempranas de esta técnica, pero no hay  ningún artículo nacional que las mencione.
  El objetivo de este estudio  retrospectivo fue analizar nuestra tasa de complicaciones tempranas  operatorias, en
  los primeros 50 pacientes sometidos a  un abordaje lateral mínimamente invasivo, valorándolas en relación con la
  curva de aprendizaje.
Materiales y Métodos
Se llevó a cabo un estudio  retrospectivo basado en datos clínicos y radiográficos de pacientes sometidos a  cirugía
  entre septiembre de 2015 y abril de  2018. La muestra incluyó a 50 pacientes operados, por un mismo cirujano, con
  la técnica de artrodesis intersomática  por vía lateral retroperitoneal mínimamente invasiva.
  
  Los pacientes fueron evaluados por dos  miembros del equipo quirúrgico dentro de los 45 días posteriores a la cirugía
  y la revisión retrospectiva se  completó en una lista de datos, compilada por separado. Los parámetros  incluidos
  fueron: demográficos (sexo y edad),  radiográficos (cantidad de niveles, niveles fusionados y fijación posterior
  o no) y quirúrgicos (diagnóstico  preoperatorio y sistema utilizado), y también todas las complicaciones que,  para
  evitar cualquier omisión, fueron  categorizadas en otra lista confeccionada por el equipo quirúrgico, tomando  como
  referencia, la frecuencia observada en  la bibliografía internacional.
  Para evaluar la curva de aprendizaje,  su relación con los episodios adversos y el tiempo quirúrgico, los casos
  fueron divididos en tres partes (del  caso 1 al 16, del 17 al 33 y del 34 al 50).
  
  La técnica quirúrgica se efectuó según  los pasos descritos por el doctor Pimenta, pero con una modificación: una
  sola incisión lateral, que es la más  utilizada actualmente, en el mundo. Esta técnica se llevó a cabo con anestesia
  general y el paciente en decúbito  lateral, con identificación y posicionamiento bajo fluoroscopia, abordaje y  disección
  según técnica transpsoas, discectomía  y colocación de una caja de PEEK intersomática, usando el sistema
  separador para XLIF® (NuVasive®, San  Diego, CA, EE.UU.) en 44 casos, el separador para DLIF® (Medtronic
  Sofamor Danek, Memphis, TN, EE.UU.) en  cuatro casos y el LLIF® (Globus Medical Inc. Aubudon, PA, EE.UU.)
  en dos casos (total 50 casos), todos  bajo monitoreo neurofisiológico intraoperatorio directo.
Resultados
Treinta y siete mujeres y 13 hombres (edad promedio 68 [rango 44-80] y 67 anos [rango 45-78], respectivamente) fueron sometidos a un abordaje lateral mínimamente invasivo. Se colocaron 76 cajas, distribuidas de la siguiente manera: cinco en L1-L2, 33 en L2-L3, 34 en L3-L4 y cuatro en L4-L5. A 25 de los 50 pacientes se les realizó un solo nivel de fusión (50%); a 24, dos niveles (48%) y a uno, tres niveles de fusión (2%). Solo seis casos se dejaron sin instrumentación (“stand alone”), a los 44 restantes se les practicó una suplementación posterior (Tabla 1).
Tabla 1. Cantidad de cajas colocadas, niveles de fusión y suplementación  posterior
  
En esta serie, las discopatías degenerativas con estenosis del canal o sin ella fueron la indicación más común, seguida de los síndromes de adición y la escoliosis del adulto (Tabla 2).
Tabla 2. Diagnóstico preoperatorio y sistema de instrumentación utilizado
  
En el primer tercio de los pacientes operados, se observó el tiempo quirúrgico más prolongado (promedio 90 min) y la tasa más alta de complicaciones (12 casos, 24%), luego bajó proporcionalmente en los siguientes tercios hasta llegar a una tasa del 6% de complicaciones en los casos 34-50 (Tabla 3). Se detectaron 21 complicaciones (42%) en los 50 casos: cuatro fueron mayores (8%) y 17, menores (34%). Denominamos complicación mayor a los eventos que fueron crónica y funcionalmente limitantes o que requirieron de una cirugía de revisión para solucionarlos y complicación menor, a aquella que no dejó ninguna secuela, ni requirió una cirugía posterior.
Tabla 3. Complicaciones relacionadas con la curva de aprendizaje y el tiempo  quirúrgico
  
Entre los cuatro pacientes que sufrieron una complicación mayor, dos no fueron sometidos a ninguna cirugía de revisión, pero uno de ellos quedó con dolor neuropático crónico intercostal, se trató de un nivel L1-L2 en donde se resecó parte de la costilla para poder acceder al espacio, y el otro caso fue una escoliosis del adulto en la que se realizó un acceso a los espacios L2-L3 y L3-L4 (el ápice de la curva), y el paciente quedó con una disestesia en la cara anterior de muslo, que continuaba al ano de la cirugía. El tercer paciente con una complicación mayor tuvo una lesión de la arteria segmentaria en el espacio L3-L4, la cual se pudo ligar, con la ayuda de un cirujano vascular, por la misma incisión y fue necesario realizar una vía posterior, alterando la estrategia quirúrgica original. En el posoperatorio inmediato del cuarto paciente, se observó una fractura longitudinal del cuerpo de L3, se le colocó una caja en L2-L3 que quedó muy anterior y una caja en el nivel inmediato inferior (L3-L4) colocada más posterior, esto generó una debilidad de ambos platillos vertebrales del cuerpo de L3, por donde se produjo el trazo fracturario, que se solucionó mediante una fijación posterior complementaria (Figura 1).
Figura 1. Paciente con fractura del cuerpo de L3.
Los 17 casos restantes fueron  complicaciones menores: siete tuvieron alguna alteración sensitiva o debilidad
  en la flexión de la cadera que se  resolvió dentro de las tres semanas posteriores a la cirugía. Un paciente con  una
  paresia de los músculos abdominales  (seudohernia) que se resolvió espontáneamente dentro de los tres meses
  posoperatorios, y otro con una ruptura  no intencional del ligamento vertebral común anterior, que fue reparada
  con una caja atornillada en el mismo  momento, quedó un poco anterior al cuerpo vertebral y luego se realizó una
  instrumentación posterior.
  
  Hubo cuatro casos con subsidencia de  la caja intersomática: tres en el platillo inferior, detectada en el primer
  control, a los 15 días, y uno en el  platillo superior, observada en el posoperatorio inmediato (Figura 2). Se  detectaron
  dos casos con migración de la caja  (una lateral y otra anterior) en el primer control posoperatorio (Figura 3) y
  otros dos con mala posición de las  cajas, muy laterales, sin secuelas clínicas en los controles sucesivos.
Figura 2. Paciente con subsidencia del platillo superior. Controles  intraoperatorio y posoperatorio inmediato.
  Figura 3. A. Migración lateral. B. Migración anterior.
No hubo complicaciones motoras ni viscerales, ni infecciones o hematomas retroperitoneales (Tablas 4 y 5).
Tabla 4. Complicaciones relacionadas con el abordaje
  
Tabla 5. Complicaciones relacionadas con la técnica quirúrgica
Discusión
Ningún tratamiento médico-quirúrgico  está libre de complicaciones. El avance tecnológico busca disminuir, al
  mínimo, los posibles efectos adversos  durante los procedimientos quirúrgicos y después de la intervención. Las
  cirugías mínimamente invasivas tienden  a buscar estos resultados, tratando de disminuir la agresión al paciente y
  la estancia hospitalaria, y acelerar  la recuperación.
  Como todo nuevo procedimiento, exige  una curva de aprendizaje. Esta comenzó con cursos en cadáveres para
  luego aplicar la técnica aprendida en  pacientes seleccionados. Al analizar las complicaciones relacionadas con la
  experiencia del cirujano, detectamos  que la mayor cantidad de complicaciones (12 casos, 24%) se produjo en los
  primeros 16 pacientes, todas  relacionadas con la vía de abordaje y no con la implantación de la caja,  seguramente
  debido a la nueva forma de abordar la  columna, diferente de los accesos tradicionales. Luego las complicaciones
  fueron disminuyendo exponencialmente  hasta llegar al 6%, pero estas últimas no estaban relacionadas con la vía
  de abordaje, sino más con errores en  la técnica quirúrgica.
En esta serie de 50 casos, la tasa de  complicaciones operatorias tempranas en la cirugía mínimamente invasiva
  fue del 42%, si la comparamos con el  estudio de Rodgers y cols.2  en el que se analizaron  las complicaciones
  tempranas de 600 casos de XLIF®,  nuestros valores están muy por encima (42% vs. 6,2%), pero si tenemos en
  cuenta que solo el 8% de los pacientes  que sufrieron complicaciones quedó con algún trastorno funcional crónico
  (complicaciones mayores) nos acercamos  a su número. A su vez, Rodgers y cols. no tienen en cuenta a la debilidad
  del psoas como complicación, pues,  para ellos, es algo habitual en el abordaje al incidir dicho músculo. Nosotros
  la consideramos una complicación,  aunque menor, que aumentaría el porcentaje final.
  En una serie de 84 casos, Youssef y  cols.3  comunican un rango de  complicaciones mayores del 4% al 8,6% y de
  complicaciones menores del 1,3% al  13,3%, que coincide con nuestras tasas de complicaciones menores de entre
  el 2% y el 14%, el dolor y la  debilidad del muslo representan el mayor porcentaje (7 casos, 14%).
  La gran mayoría de los reportes sobre  complicaciones de la vía lateral se refieren a los síntomas sensitivos, la  debilidad
  y el dolor en el muslo, y comunican  tasas que oscilan entre el 5% y alrededor del 70%, como el de Tohmeh
  y cols.4 quienes evaluaron a 102 pacientes sometidos a una  fusión lateral con monitoreo neurofisiológico y detectaron
  un 17,6% de alguna alteración  sensitiva posoperatoria en el muslo, con recuperación total dentro de los seis
  meses. O el estudio de Lee y cols.5 quienes evaluaron la fuerza de flexión de la  cadera después de la fusión lumbar
  lateral en 33 pacientes, todos tuvieron  alguna debilidad motora y una recuperación completa a las dos semanas
  de la cirugía. En nuestra estadística,  los pacientes (7 casos, 14%) mejoraron dentro del mes de la cirugía. Estos
  síntomas están muy relacionados con la  apertura de las fibras del psoas o con la lesión directa en el abordaje de los
  nervios ilioinguinal o  iliohipogástrico, que están situados en la pared abdominal y, a veces, del  nervio genitofemoral,
  que se encuentra dentro del psoas. El  monitoreo sensitivo de estos nervios es difícil y, para evitar o disminuir
  esta complicación, se debería tener  cuidado en el manejo de la incisión y realizar una observación directa de los
  nervios durante el abordaje de la  pared abdominal, si se presentan, separando, con suavidad, el retroperitoneo al
  entrar en la cavidad. En resumen,  conocer muy bien la anatomía peritoneal y del plexo lumbar.
  
  La lesión motora del plexo femoral  está descrita como una de las complicaciones más devastadoras de este
  procedimiento. El nivel L4-L5 es  considerado el más riesgoso, según varios autores, por la proximidad del nervio
  en el sitio ideal de colocación de la  caja, tercio medio/posterior del disco. En el estudio retrospectivo de Cahill y
  cols.,6 se determina la incidencia de lesión del nervio  femoral en 118 pacientes y se comunica un 5% de complicaciones
  con dicho nervio en el nivel L4-L5.  Knight y cols.7  publicaron que dos de  58 pacientes con abordaje lateral
  quedaron con una secuela por lesión del  nervio L4. Si bien nosotros no tuvimos ninguna complicación de este
  tipo, no podemos extraer muchas  conclusiones, ya que solo accedimos a ese espacio en cuatro oportunidades, pero
  debemos tener en cuenta dos  circunstancias muy importantes: la primera, la planificación y evaluación  exhaustivas
  preoperatorias de las imágenes,  mirando la resonancia magnética y la tomografía computarizada (sobre todo los
  cortes axiales y coronales) y la  segunda, el tiempo de retracción del separador, no más de 20-30 min por nivel,
  como lo demostraron Bendersky y cols.,8 ya que esto disminuye la neuropraxia del nervio  por compresión de las
  valvas separadoras, que podría ocurrir  por su proximidad a la discectomía.
  Otra lesión compleja por la proximidad  al cuerpo vertebral es la lesión vascular, se podría lesionar a los grandes
  vasos y arterias segmentarias. La  mínima incisión interfiere con la reparación de un potencial dano vascular,  relacionado
  con los grandes vasos, por su posición  anterior, la cual podría ser fatal, como publicaron Assina y cols.:9 el
  primer reporte de muerte con lesión de  la vena cava inferior por las valvas retractoras del separador.
  
  En nuestra casuística, hubo solo un  caso de lesión de una arteria segmentaria, que se pudo ligar, sin necesidad
  de abrir más la incisión. Santillan y  cols.10  reportaron un caso de  lesión de la arteria segmentaria, con diagnóstico
  tardío, que requirió una embolización  angiográfica posterior.
  En estudios con mayores casuísticas,  se comunican muy bajas incidencias de lesiones vasculares y, a su vez, la
  posición en decúbito lateral aleja los  vasos del sitio operatorio lo que evitaría aún más un potencial dano. Esto lo
  ejemplifica muy bien el estudio de  resonancia magnética de los movimientos de las estructuras abdominales en los
  cambios de posición supina a lateral,  llevado a cabo por Deukmedjian y cols.11 Nosotros pensamos e insistimos en
  la importancia de evaluar las imágenes  preoperatorias, esto nos ayuda a disminuir los riesgos y a valorar la  viabilidad
  del procedimiento.
  
  La subsidencia de las cajas es un  fenómeno frecuente en la fusión intersomática lumbar, observado también en
  la vía lateral. La mayoría de los  estudios se remiten a la calidad ósea de los pacientes, el tamano de las cajas  y la
  falta de fusión ósea, como factores relacionados.
  Le y cols.12 reportaron una tasa de subsidencia radiográfica  del 14,3% y clínica del 2,1% en 140 pacientes y
  concluyeron en que, con cajas de 22 mm  y con fusiones posteriores con tornillos bilaterales, disminuirían estas
  complicaciones. Marchi y cols.13 sugieren colocar las cajas más anchas de 22 o 26  mm y no tan altas (8 o 10)
  para evitar este riesgo. En nuestra  investigación, colocamos todas cajas de 22 mm y tuvimos cuatro casos (8%)
  de subsidencia: tres del platillo  inferior y uno del superior, diagnosticados en el posoperatorio inmediato.  Aunque
  todos fueron suplementados con una  fijación posterior, igualmente se produjo el hundimiento de la caja hacia el
  cuerpo vertebral y esto lo atribuimos  a un trabajo agresivo de los platillos vertebrales, cuando se prepara el  espacio
  intersomático. Este sería otro factor  que se agrega a los ya mencionados y para que no ocurra, hay que ser muy
  cuidadoso en la preparación del  espacio intersomático y evitar la ruptura no intencional del platillo vertebral  que,
  con mucha frecuencia, resulta  afectado. Si bien podría haber más casos de subsidencia en controles alejados,  este
  estudio evaluó solo las complicaciones  tempranas.
  
  Otra complicación infrecuente es la  fractura del cuerpo vertebral. En el estudio de Brier-Jones y cols.,14 se
  reportaron cuatro pacientes con  fracturas intraoperatorias del cuerpo vertebral, todas por ruptura del platillo  vertebral.
  Los autores lo atribuyen a la  colocación de una placa lateral con tornillos muy cerca del platillo vertebral,
  esto llevaría a que se altere el hueso  trabecular por debajo de este, debilitándolo y generando una sobrecarga que
  conduciría a la caja a fracturar el  platillo. También otros autores asociaron la fractura del cuerpo a la  colocación
  de una placa lateral de sostén, como  muestran Kepler y cols.15  Nosotros tuvimos un  solo caso, en el que no colocamos
  placa lateral, pero sí fijación pedicular  posterior complementaria. Creemos que se debió a una violación
  del platillo inferior del disco  superior al colocar la primera caja y luego a la debilitación del platillo  superior del
  disco inferior al cuerpo de L3 al  colocar la segunda caja, provocando el trazo de fractura longitudinal. Este  tipo de
  complicaciones se podría evitar, como  ya mencionamos, con el manejo cuidadoso en la preparación del platillo,
  procurando no debilitarlo. También al  implantar las cajas intersomática se deberían utilizar las valvas protectoras
  de los platillos y no distraer  excesivamente el espacio con implantes muy grandes, sobre todo en los pacientes  con
  osteoporosis importante.
  La migración lateral de la caja es una  rara complicación del abordaje lateral. En la bibliografía, solo encontramos
  el reporte de un caso con una  migración lateral de la caja, a pesar de la fijación posterior.16 El cuadro era sintomático
  y fue necesaria una revisión  quirúrgica para solucionarlo. Towers y Kurtom17 refieren un solo caso de migración
  lateral, pero sin fijación posterior y  asintomática, que no requirió revisión. Esto último es similar a nuestro único
  caso de migración lateral en una  fusión lateral L3-L4, pero con fijación posterior, el paciente no tenía  síntomas y
  no hubo necesidad de una nueva  cirugía.
  Sabemos que, en esta técnica, uno  realiza la resección de los ligamentos laterales, pero por la estabilidad  propia
  de la caja al recuperar la altura del  espacio, no debería migrar. Towers y Kurtom sospechan que la migración se
  puede deber a dos factores: la falta  de una compresión posterior paralela con los tornillos pediculares al hacer la
  suplementación posterior o a la  inadecuada resección del ligamento contralateral, lo que dejaría un mínimo  desequilibrio
  coronal, con presión excesiva  asimétrica sobre la caja, que favorece su salida. Daffner y Wang, y Towers
  y Kurtom sugieren colocar una placa  lateral de sostén, sobre todo si hay gran desequilibrio coronal. Creemos que
  un buen trabajo del ligamento  contralateral y un adecuado tamano de la caja pueden lograr la estabilidad por  sí
  misma, sin necesidad de colocar una  placa lateral.
  
  Como complicación muy poco frecuente,  un paciente (2%) tuvo una seudohernia (parálisis de los músculos de la
  pared abdominal) que mejoró espontáneamente  dentro de los tres meses de la cirugía. Esto coincide con el estudio
  de Dakwar y cols.,18 quienes comunicaron una incidencia del 1,8% y  ningún paciente con secuelas.
  Tres nervios inervan los músculos de  la pared abdominal (subcostal, iliohipogástrico e ilioinguinal), y se  encuentran
  durante los primeros pasos del  abordaje lateral (pared abdominal y grasa retroperitoneal). Sugerimos una
  divulsión roma y suave (evitar el  electrobisturí) de los músculos del abdomen y de la separación del peritoneo,  para
  evitar esta infrecuente complicación.
Conclusión
Las mayores complicaciones ocurrieron en la vía de abordaje y fueron disminuyendo progresivamente, a medida que aumentaba la experiencia del cirujano y con el menor tiempo quirúrgico empleado, lo que torna más seguro y confiable a este tipo de procedimiento.
Conflicto de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
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